La demagógica frase “No podemos pensar de ninguna de
las maneras que los hijos pertenecen a los padres”, de la ministra de
Educación, de la ya sufrida e impuesta educación neonacionalsocialistacomista
de la totalitaria ideología de género, ultrafeminista, enemigos reaccionarios
de la enseñanza integral, esa frase retroprogresista reaccionaria, contradice a
falsifica el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(1948):
Artículo 18:
Toda persona
tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este
derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la
libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente,
tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Y por
supuesto, contradice y falsifica el Artículo 27 de la Constitución Española (1978), que dice bien claro:
Artículo 27:
1. Todos
tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.
2. La
educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el
respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y
libertades fundamentales.
3. Los
poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus
hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus
propias convicciones.
De las consecuencias terribles de los hechos históricos
que semejante frase de la barbarie anticonstitucional y antiderechos humanos,
se encuentran repletas las páginas más inhumanas de la Historia de la
Humanidad. Ha sido propia de las tiranías de la Antigüedad griega o romana; de
las tiranías feudales de la Edad Media; de las monarquías tiránico absolutistas
de la Edad Moderna; y en la Edad Contemporánea, del despotismo ilustrado de la
razón atea y agnóstica del estado totalitario, de “todo para el pueblo pero sin
el pueblo”, y por supuesto, de las revoluciones del terrorismo de estado, que,
tuvo sus comienzos con la masónicas y anticristiana católica Revolución
Francesa (1789-1799), origen de las posteriores revoluciones en los siglos XIX
y XX: las liberales masónicas del individualismo controlado por el estado
educador, las socialistas y comunistas también masónicas del estado totalitario
colectivista del terrorismo de estado, lo mismo que las dictaduras fascistas o
nazis con estados terroristas; y de la revolución sexual del mayo del 68
francés, llevada a cabo por los comunistas y socialistas hijos de la burguesía,
y de la cual surge luego la totalitaria revolución pansexual de la ideología de
género del Nuevo Orden Mundial, promovida por el dictatorial nomunacionalismo
de la ONU, quien, hace decenios y decenios que no cumple o falsifica el derecho
natural de la Declaración Universal de
las Naciones Unidas(1948).
Todas estas manifestaciones de la historia más
sangrienta y negra de la Humanidad, se alimentan de una misma ideocracia
multisecular, que, el filósofo griego Platón (428/7-347 a. de JC) dejó escrita
en su obra (obra de aportaciones antropológicas y políticas positivas y
negativas) La República o el Estado, la cual, en lo relativo a la
educación colectivista, dejó expuesta para que luego se utilizara en los
regímenes tiránicos y dictatoriales:
“Los hijos, a medida que nazcan, serán puestos en
manos de hombres o de mujeres, o de hombres y mujeres reunidos, encargados de
educarlos, porque las funciones públicas deber ser comunes a ambos sexos”.
“Las mujeres de nuestros guerreros serán comunes todas
y para todos; ninguna de ellas cohabitará en particular con ninguno de ellos;
los hijos serán comunes y los padres no conocerán a sus hijos, ni éstos a sus
padres “.
En estas frases, como en la susodicha frase
totalitaria, se nos descubre otro de tantos y tantos avisos a los padres, a las
familias, de la responsabilidad que tienen sobre las peligrosas intenciones
totalitarias de una ideología neonacionalsocialistacomunista en el poder
estatalista, que nada tiene de innovadora, sino que está ya más que reciclada por
los hechos y deshechos de la Historia, en nuestra Historia de las llamadas
democracias occidentales, que, emplean la palabra democracia con tanta
profusión y sin sentido.
En Europa, en nuestra España, descristianizadas y
descatolizadas por la dictadura del relativismo partidocrático, la situación tras
cuarenta años, es que tenemos aún una Constitución
Española (1978), ambigua, pero
certera e incuestionable en algunos derechos, como los que defienden a la
familia desde el derecho natural, derechos que se ajustan a los de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1978: ¡ Es la familia
quien debe ejercerlos, defenderlos!