Transcurrió casi un año entero de un Gobierno en funciones y disfuncional, hasta que llegó el pacto de gobernabilidad entre las partidocracias alternantes en el poder. La neoliberal socialdemócrata de centro relativista y laicista, el Partido Popular(PP), ha logrado formar Gobierno el 29 del 10 de 2016 con una mayoría simple de 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones, porque el partido neosocialista socialdemócrata de izquierda relativista y laicista, el Partido Socialista Obrero Español(PSOE), en fractura y divisiones intestinas, al final se abstuvo para evitar unas terceras elecciones que lo hubieran hundido aún más en el Congreso y el Senado, cediendo y aumentando el protagonismo de la oposición parlamentaria al neocomunismo bolivariano-bolchevique y guerracivilista del populismo cristofóbico de Podemos y los nacionalismos secesionistas y terroristas.
Pero los gravísimos problemas de España siguen y acentuados: una descomunal deuda pública del 100,5% del PIB, unos 1,1 billones de euros, desde 1909, la mayor habida; la quiebra del fondo de pensiones de la Seguridad Social; aunque hay un poco menos parados, la cifra aún es muy elevada e indignante, el 19, 8%; tenemos y tendremos más impuestos confiscatorios para los asalariados de la clase media; la educación prosigue su declive, ya que está controlada por las ideologías estatal y autocrático- autonómicas; la imposición inicua de leyes partidocráticas contrarias a la Declaración Universal de los Derechos Humanos(1940), centradas en la neomarxista y neoliberal ideología de género contrarias el matrimonio y a la familia mujer y varón; la dictadura del relativismo laicista anticristiano católico de todas las ideologías partidocráticas de izquierdas y derechas, populistas y nacionalistas separatistas; el constante ataque y erosión de España como Patria, Nación y Estado de unidad histórica y soberanía constitucional indisoluble, por los anacrónicos y reaccionarios nacionalismos secesionistas y las ideologías populistas del neocomunismo y el neosocialismo.
El futuro que espera a España es un futuro imperfecto por incierto e inseguro en su ser existencial como una falsa democracia de políticos irresponsables y de españoles no comprometidos con su milenaria identidad histórica cristiana católica.