España, como Patria, Nación y Estado, es una realidad histórica irrefutable, porque se ha venido realizando en el transcurso de tres milenios de Historia dentro y fuera de Europa, con Europa y en y con otros continentes como América, África y Asia.
Se ha configurado como Patria, Nación y Estado, a través de procesos históricos, que, hasta el siglo XVII, hicieron de España lo que ahora es y será, gracias a las aportacionesfundamentales a su identidad y dignidad histórica del Cristianismo católico, que es el que aún sostiene la Hispanidad de los pueblos de Asia como Filipinas y no digamos de los de toda América. La Hispanidad de la que forma parte esencial la América Hispana o Iberoamericana, como verdadera comunidad internacional, que algunos apocados pseudo-intelectuales y demagogos han pretendido reemplazar por el subterfugio del neologismo de "latinidad", de la América latina, que es un invento del colonialismo historicista francés y anglosajón contra la identidad histórica de España y la Hispanidad.
Es la Hispanidad la que también se forjó con las diversas regiones históricas del Reino de España, cuando se formaban como reinos, como las Españas de España, que se ha desterrado desde que se aprobó la Constitución Española en 1978, cuando, desde el confuso concepto político de nacionalidad y nacionalidades se dio paso a la fabricación del fracasado Estado de las Comunidades Autónomas. Fracasado porque se han convertido en autocráticas autonomías, que, después de casi cuarenta años, han roto la verdadera identidad y unidad histórica de España, debido a las políticas de poder de las traidoras ideologías partidocráticas, sobre todo la bipartidocracia neoliberal y neosocialista, PP-PSOE, PSOE-PP, y las partidocracias colaboracionistas y privilegiadas de los nacionalismos secesionistas y terroristas en Cataluña y Vascongadas.
Es inadmisible, que, los medios de comunicación supeditados a las subvenciones del poder político, llamen partidos constitucionalistas, básicamente la bipartidocracia PSOE-PP, PP-PSOE, pues, son los que han traicionado y troceado la Constitución Española(1978), con leyes inicuas contra el bien común de la sociedad española, como se comprueba en ellas, ya que se han entretejido con constricciones legalistas consensuadas en el Parlamento Nacional, y en los parlamentos autonómicos autocráticos con estatutos anticonstitucionales.
Leyes inicuas dimanadas del derecho y la razón neopositivista, como las de la ideología de género, las cuales niegan los valores del derecho y la razón natural de las personas, de los españoles, que han de ser considerados en todas las dimensiones, tanto desde el punto de vista del bienestar material, social y ecológico humano, como también espiritual; tanto desde el punto de vista individual como comunitario de la sociedad civil.
En España, la bipartidocracia PP-PSOE, PSOE-PP, y los nacionalismos secesionistas y terroristas, han permitido lo que constitucional y moralmente no se debe permitir en naciones de constituciones democráticas: los comportamientos y las singularidades de las leyes inicuas de las partidocracias y los nacionalismos secesionistas y terroristas que se inspiran en el odio a España ya que tienen un componente de racismo y xenofobia, de discriminación racial y social etnolátrico.
Estos comportamientos y las singularidades de las leyes inicuas de la bipartidocracia PP-PSOE, PSOE-PP, junto a las partidocracias de los nacionalismos secesionistas y terroristas, han impedido una convivencia armónica en España, pues, han repudiado los valores que en los Derechos Humanos y en la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia Católica, son esenciales para la vida personal y comunitaria: la justicia y la verdad, la libertad y la solidaridad.
Los principios constitutivos y constitucionales democráticos de la comunidad histórica que es España, no se han consolidado en la sociedad civil por culpa directa de las disposiciones autoritarias y totalitarias de las partidocracias.
Nunca se han establecido sólidas relaciones entre lo que no son comunidades autónomas sino autocracias, ya que jamás se han guiado por la razón y la igualdad, por la equidad y el derecho, por la negociación y el diálogo justo, sino, lamentablemente, por la utilización de la mentira y la violencia verbal o terrorista; por la utilización de todos los medios posibles anticonstitucionales y contra los Derechos Humanos; por la utilización de la discriminación y las rupturas independentistas, de las amenazas y los engaños de los nacionalismos secesionistas y terroristas, enemigos acérrimos de la convivencia en el bien común de la Patria, la Nación y el Estado de todos los españoles: España, España con plena identidad y unidad histórica, de indiscutible soberanía nacional, jurídica, económica, social, política y espiritual cristiano-católica.