La unidad esencial de España, es indivisible.

Es una unidad histórica esencial, fundamental, que se ha fortalecido a través de los siglos formado un conjunto de regiones, unidas de forma natural por medio de los distintos procesos históricos.

La continuidad histórica dentro de un espacio geográfico y en el tiempo, es la que permite que la unidad esencial de España, sea indivisible en todos los sentidos y en todas las circunstancias.

La continuidad histórica de la unidad esencial de España en las diversas regiones o comunidades de España, es una continuidad natural, un conjunto armónico de regionalidades o comunidades que deberían estar ya bien articuladas e interrelacionadas para el bien común de la sociedad española del Siglo XXI, dentro el del Estado de las Autonomías según la Constitución Española de 1978.

Sin embargo, los estatutos autocráticos fabricados por las partidocracias, no han tenido en cuenta la unidad histórica esencial de España.

La unidad esencial de España, en su continuidad histórica, ha sido puesta en peligro, desde el Siglo XIX, por el liberalismo de las individualidades nacionalistas que se deberían haber articulado dentro de un estado artificial de los nacionalismos federalistas, desintegradores de la unidad histórica; luego, en el Siglo XX, los colectivismos del nazismo y el fascismo, del socialismo y el comunismo, incentivadores, también, de un estado artificial centralista, intervencionista o federalista, de igual modo, propiciaron los nacionalismos radicales desintegradores de las identidades históricas de las naciones.

En España, ahora, en este Siglo XXI, las ideologías responsables de la ruptura de la continuidad histórica de la unidad esencial de España como Patria, Nación y Estado, se dedican a culpar al enemigo político de haber sido el único responsable de la situación de crisis de identidad y de la unidad histórica de España, a la que nos han abocado los nacionalismos secesionistas y terroristas, tanto en Cataluña como en Vascongadas.

Pero la culpabilidad directa ha sido de las partidocracias, de la bipartidocracia que ha gobernado y gobierna a España: a ellas la única unidad que siempre les ha interesado ha sido y es la unidad de acción ideológica, la unidad de acción de las partidocracias. Ellas, sus partidos de izquierdas y de derechas que las retroalimentan, han sido los primeros separadores de la unidad en convivencia pacífica y solidaria entre las regiones de España, ellos son los que han impulsado los separatismos secesionistas, terroristas y guerracivilistas.

Por tanto, el peligro de la desintegración de la soberanía nacional, de la unidad esencial, de la identidad esencial y multisecular dentro de la continuidad histórica de España, se debe tanto al liberalismo como al socialismo y al comunismo, tanto a la derecha como a la izquierda de las partidocracias, que han pactado, alimentado y se han confabulado con los nacionalismos secesionistas y terroristas, de izquierda y de derecha, los cuales, en este Siglo XXI, no han dudado en aliarse entre ellos para alcanzar la independencia de sus mitológicos territorios totalitarios, y producir la desaparición de la unidad esencial de España, de la existencia y la indivisibilidad histórica de España.