La crisis que padecemos, primero es una crisis de valores éticos y morales, y luego, en buena parte se debe a la crisis financiero-económica de las macroeconomías de las naciones más desarrolladas, pero también a una falta de adaptación a la primera revolución digital de la Historia[1], revolución tecnológico-digital que ha provocado en todo el mundo, millones y millones de parados y a la desaparición de empresas y actividades económicas obsoletas que no han sido capaces de adaptarse a las exigencias de una tecnología digitalizada, la cual, en este Siglo XXI, nos conduce a una sociedad digital articulada en la global accesibilidad de las redes de internet, las deshumanizadas redes de los ciberespacios de transmisión y producción de un consumo masivo de información, más que del conocimiento de la verdad y la fe en Dios y en el ser humano.
Las crisis financieras y económicas, vienen acompañadas de crisis ética y moral, crisis al fin y al cabo, filosófica o de pensamiento. En España, el desempleo de casi cinco millones de trabajadores, es consecuencia del fraude y la corrupción política, financiero-económica, empresarial y sindical. Como en otras naciones de Europa y el mundo, se ha convertido en la primera preocupación seguida a la par de la corrupción y los problemas económicos, ya que es el delator de una crisis más profunda y preocupante de una sociedad española laxa, la crisis de verdad en un sistema político degenerado por la dictadura del relativismo de las partidocracias y de los nacionalismos secesionistas y terroristas, que han saqueado y desarticulado el desarrollo de una democracia constitucional basada en los valores éticos y morales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
La crisis de verdad, es porque las sociedades del bienestar material y tecnológico-digital, han roto "la estrecha relación entre fe y verdad"[2], entre Dios y la verdad histórica, centro de la historia de la fraternidad, y la ha sustituido la virtual verdad tecnológica funcional y digitalizada de la ciencia y la tecnología, controladas por las prácticas políticas de las ideologías en el poder y las instituciones de los estados.
La virtual verdad tecnológica funcional y digitalizada, se diversifica en verdades individualistas o colectivistas en las uniformes masas de las sociedades del Siglo XXI, algo parecido a lo que sucedió en el Siglo XX con "las verdades exigidas por los regímenes totalitarios"[3] como el marxismo-socialismo-comunismo y el nazismo y el fascismo. Ahora, la única verdad es la virtual verdad tecnológica funcional y digitalizada de la ciencia y la tecnología, controlada por las ideologías en las instituciones de los estados, como es el caso de España, como también de los demás estados de Europa, de Asía, de África, de Oceanía, o de toda América, con especial preponderancia en Norte América, en Estados Unidos.
Hoy, en este Siglo XXI, y como herencia totalitaria del Siglo XXI, la dictadura del relativismo forma parte del nomunacionalismo del Nuevo Orden Mundial(NOM) que se difunde desde la Organización de Naciones Unidas (ONU), ya que controla la virtual verdad tecnológica funcional y digitalizada de la ciencia y la tecnología, la economía y las finanzas, la salud mundial y el medio ambiente. La dictadura del relativismo relativiza la verdad en verdades multifuncionales y multiculturales según los individuos y las colectividades del planeta. En la era de la revolución digital relativista, las verdades virtuales se controlan por la única verdad tecnológica funcional y digitalizada de la ciencia y la tecnología, y de las ideologías de las grandes potencias económicas, militares y financieras, que no están al servicio del bien común.
Éstas verdades virtuales de la dictadura del relativismo, han elevado a la categoría de enemigo mundial, por su milenaria historia, al Cristianismo Católico, al que hoy no sólo se mira con recelo, sino que también se le combate y persigue con legislaciones relativistas y laicistas de la ideología de género, porque el Cristianismo fundamenta la dignidad del ser humano en Dios, en Cristo, como"verdad grande,la verdad que explica la vida personal y social en su conjunto"[4] ,"al servicio de la justicia, el derecho y la paz"[5].
La verdad del amor pleno de Dios, que se desprende del diálogo entre la fe y la razón en todos los ámbitos: con la ciencia, con la tecnología, con las ideologías, con las religiones, con las confesiones cristianas separadas de la Iglesia de Cristo, con los no creyentes, y hasta con los heréticos y pseudocatólicos que obedecen las consignas de las ideologías más que la luz de la verdad y la fe, que se sostiene por la presencia y acción del Espíritu Santo en la milenaria tradición de las enseñanzas evangélico-doctrinales de la Iglesia Católica.
[1] Cendoya, Román, rEvolución. Del homo sapiens al homo digitalis, Edit. SEKOTIA, Madrid, 2013.
[2] Sumo Pontífice Francisco, "Si no creéis no comprenderéis." " Fey verdad"",Carta Encíclica Lumen fidei, nºs 23-26, Capítulo Segundo, en www.vatican.va.
[3]Ibídem.
[4]Ibídem.
[5]Ibídem, "Dios prepara una ciudad para ellos". "Fe y bien común"", nº 51, Capítulo Cuarto, op. cit.