La hipocresía progresista se ha vuelto a rasgar las vestiduras. Y todo porque la dirección de un centro educativo se atrevió a mandar una circular, correctiva en el vestir, a su claustro de profesores. Y para que no digan los progresistas, y porque también lo es, el Gobierno madrileño de la señora Cifuentes ha abierto una investigación y amenaza con retirarle el concierto económico a ese colegio privado.
Resulta que algunos profesores han olvidado que hay que ir con el ejemplo por delante y que no puede ser que exijan a sus alumnos una uniformidad y un decoro ausentes en ellos mismos. Estos docentes no recuerdan ya que ese centro escolar tiene un ideario concreto que ellos aceptaron libremente respetar. Hay que recordarles que nadie les ha obligado a trabajar ahí y que es seguro que, si se lo proponen, podrían sacar una plaza en las próximas oposiciones públicas convocadas por la Comunidad de Madrid.
Como la señora Cifuentes; muy progresista ella; tiene muy en cuenta el qué dirán, es probable que la investigación siga su curso y que la dirección de ese centro educativo reciba alguna notificación desagradable por su “atrevimiento moral”. Veremos si este percance administrativo les sirve de escarmiento y ponen más esmero a la hora de seleccionar a los futuros profesores. No todo está en saber idiomas, en la experiencia docente, en la juventud o en los títulos universitarios que uno tenga.
Si un posible candidato sólo es capaz de “respetar” el ideario del centro sin comprometerse lo más mínimo a vivirlo, es una clara señal de que debería buscar trabajo en otros lares. Y si el equipo directivo, deslumbrado por su brillante currículo, decide contratarlo, ha de hacerse a la idea de que en un futuro próximo tendrá que repartir nuevas circulares correctivas entre su profesorado y, por lo tanto, atenerse a sufrir las represalias de la intolerancia progresista que nos gobierna.