La otra crisis: ¿Campana y se acabó?

Algunos piensan que la llegada al poder de los progresistas en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas es un mal menor necesario para dejar a un lado la corrupción y el mal gobierno que los dos grandes partidos han realizado durante decenas de años. Los progresistas han llegado al poder gracias al desmérito del PSOE y del PP. Socialistas y populares están salpicados de casos de corrupción. A esto hay que añadir también que Rajoy incumplió su programa electoral perpetuando las leyes inmorales de Zapatero y ha consentido que el Partido Popular se convierta en una ensalada ideológica tropical.

La corrupción ha desaparecido en Valencia, pero nos están exigiendo mucho a cambio: el sufrir el desamparo de un gobierno parcial que trata de imponer su ideología laicista. Y ahí está esa ley de ideología de género que será de obligado cumplimiento en los centros escolares, el recorte de dos mil horas en la asignatura de Religión en las escuelas públicas, la eliminación de elementos religiosos en lugares públicos, la prohibición del repique de campanas y de la asistencia institucional a determinados actos religiosos…

Es una lástima que el sectarismo impida a los progresistas gobernar para todos. Si desean perpetuarse en el poder, para acabar con la corrupción de una vez para siempre, deberían abrir sus mentes, mirar más allá de su corta ideología y apoyar y respetar el derecho que toda persona tiene para educar a los suyos en sus propias creencias. ¿Quieren volver a ganar en las próximas elecciones? No impongan, dialoguen y apliquen en toda ley el sentido común. El pasado quedó atrás y el presente será mucho mejor si tratamos de ver el lado bueno de los que piensan diferente. ¿No creen?

--