La otra crisis: Propaganda primaveral

Algunos partidos nos quieren hacer creer que dentro de un par de meses se celebrarán una nuevas elecciones generales. Por eso los de Podemos han organizado un mitin político escudándose en que celebraban “la fiesta de la primavera”. No ha faltado la música, los globos, las banderas y hasta un escenario donde su líder, el aspirante Iglesias, ha proclamado las soflamas de siempre arropado por su número tres, el admirable Pablo Echenique.

    Podemos ha reunido en el parque Tierno Galván de Madrid a casi diez mil simpatizantes. Los españoles hemos de asumir que este partido ha llegado para quedarse y que da igual que estén financiados por Venezuela o por Irán, que deseen abolir nuestra actual constitución y cambiar nuestro régimen político, o que pretendan nacionalizar las empresas privadas más rentables. Da igual lo que piensen, lo que digan o lo que hagan, pues son legión los que les apoyan y apoyarán pase lo que pase y le pese a quien le pese. Su fidelidad es ciega, al igual que su espíritu crítico, pues están convencidos que sus dirigentes forman parte del pueblo, que son otros más entre la masa, dispuestos a arrimar el hombro, bajarse el sueldo y compartir casa y coche.

    Y para ir con el ejemplo por delante, ahí estuvo en esa fiesta primaveral Íñigo Rejón, el número dos de Podemos, sirviendo cañas a la gente, pensando en los demás y ya por ello sin tiempo para estudiar; quizá por eso tuvo que renunciar a la beca de una famosa universidad.

    Alguno dirá que esta nueva España no le gusta nada, que el panorama que se avecina es catastrófico para la economía y para la estabilidad social. Claro que sí, pero es lo que hay gracias al incumplimiento del programa electoral del gobierno del señor Rajoy, al mangoneo de muchos dirigentes populares y a la falta de altura de miras que tiene el aspirante Sánchez y el partido socialista. Vamos a tener lo que nos merecemos, a cosechar lo que hemos sembrado. De donde no hay, no se puede sacar y quizá nos venga bien sumergirnos unos cuantos años en el caos, en un régimen totalitario de izquierdas que ponga punto y final a los derechos más básicos. Ojalá que con el tiempo reaccionemos con valentía, dando la cara, formando con esmero a los nuestros e intentando ser cada día mejores, sin excusas y sin tardanza.