La otra crisis: Partidos por la vida

El I Foro One Of Us nos ha abierto los ojos a muchos que esperábamos que algún partido político mayoritario; dígase Partido Popular, por ejemplo; tuviera como prioridad electoral la defensa de la vida del no nacido. Gracias a las ponencias de este extraordinario foro hemos caído en la cuenta de que esa lucha por la verdad, por la defensa del mayor de los derechos, depende de cada uno de nosotros.

Algunos partidos políticos confeccionan su programa electoral con vistas a agradar al máximo número de personas posible y otros tantos tratan de arrastrar a los inconformistas tras su ideología transgresora. Pues ni los unos ni los otros tienen en mente a los que defendemos la vida de toda persona humana. Para los partidos políticos mayoritarios no somos más que una minoría cada vez menos molesta, a la que se puede ningunear sin temor a perder un número significativo de votos.

Y ahí está una de las novedades de este foro por la vida celebrado en París. Hemos de ser nosotros, tú y yo, los que tenemos que crear a nuestro alrededor la inquietud por la vida. Debemos dar razones de peso para que cada vez sean más los que tengan claro que el mayor derecho que todo ser humano tiene es el del derecho a la vida. Hemos de limar asperezas con todos aquellos que, pensando diferente en otros temas importantes, compartan con nosotros esa defensa por la vida del no nacido. De donde no hay, no se puede sacar. Si en nuestra sociedad el número de personas pro vida son un número insignificante, aún menos serán los que podrán destacar en el mundo de la política, de la cultura, del deporte o de los medios de comunicación.

Por eso no podemos desfallecer en este empeño por contagiar a los demás nuestra alegría vital. Y así, poco a poco, lograremos que los partidos políticos no sectarios vuelvan a contemplar la posibilidad de poner en relieve la defensa de la vida, que las películas o las novelas nos muestren el milagro de la maternidad o que los medios de comunicación destaquen a diario cómo las familias generosas son las que sostienen esta sociedad. Hay que ponerse en marcha ya. El esfuerzo merece la pena. Está en juego el futuro de nuestra civilización y la felicidad presente y futura.