Al Señor Rajoy y al Partido Popular les está saliendo el tiro por la culata. Resulta que han centrado su discurso político en la sola economía y en guiños constantes a la izquierda y aún así, siguen en caída libre en intención de voto según las encuestas. Y claro, los populares piensan que todo se debe a una falta de comunicación, a no saber exponer a los españoles todas las mejoras que Rajoy y compañía han conseguido y pueden conseguir si siguen gobernando durante cuatro años más.
Pero resulta que su error no radica en su no saber comunicar, sino en una falsa mejoría de la economía a pie de calle, a su indeterminación ideológica y a la corrupción que a todos salpica. Y es que a los españoles les importa más bien poco que seamos el país cuya economía se prevé crezca más, mientras el paro millonario afecte a muchos de sus familiares y amigos. Y es que a las personas que votan izquierda les da igual si Rajoy no deroga la actual ley del aborto, la de memoria histórica o la de ideología de género, si asiste a la unión gay de uno de sus principales colaboradores, si subvenciona las fecundaciones in vitro a la carta o si su ley de educación permite que se reduzca el horario lectivo de la asignatura de Religión. Haga lo que haga, apruebe o derogue lo que sea, jamás votarán al Partido Popular. Jamás. En cambio, sus votantes de toda la vida se sienten traicionados y son conscientes de que el humanismo cristiano ha desaparecido para ya no volver. Y para unos y otros, de izquierda y derecha, son escandalosos los casos de corrupción y la continuidad de políticos imputados.
Por todo ello, y por mucho más, el batacazo del Partido Popular en las próximas elecciones generales va a ser de los que hacen historia. Pero como no hay mal que por bien no venga, es seguro que esa nueva etapa sin poder, sin protagonismo económico y mediático, servirá para que más de uno, más de una, con "ideología progresista" cambie de chaqueta y así el Partido Popular pueda recuperar iniciativas políticas impregnadas de ese humanismo cristiano que a día de hoy brillan por su ausencia.