La acción social llevada a cabo por la Confederación Cáritas tanto en España como en otros países, tiene como objetivo que las mujeres sean sujetos de su propia realidad, como personas con derechos, funciones y responsabilidades. Las mujeres acompañadas por Cáritas son muchas veces víctimas de una múltiple discriminación, que guarda estrecha relación con su condición de género y con otros factores relacionados con la etnia, la edad, la posición socioeconómica y el nivel educativo, entre otros.
Las líneas de trabajo que se desarrollan en nuestro país se realizan teniendo en cuenta la situación en particular de cada mujer:
1. Se realizan acciones dirigidas a las mujeres con actividades para la adquisición de habilidades personales y cognitivas, conocimiento del medio donde trabajan y su realidad, desarrollo de su autoestima y fortalecimiento de las relaciones de ayuda. Para ello se cuenta con servicios de acogida, de información, orientación y asesoramiento psicológico y jurídico.
2. Desde el punto de vista de la familia y el entorno social se realizan actuaciones en su dimensión de madre y pareja. Escuelas de padres y madres con pautas educativas sobre convivencia, hábitos de salud y consumo, aulas taller o centros de día, casas de acogida y recursos residenciales. Además, se realizan acciones frente a la prostitución y mafias organizadas y acciones específicas con mujeres inmigrantes, entre otras.
3. Acciones de integración laboral con orientación, asesoría jurídica, capacitación y formación, inserción laboral y empleo protegido. Durante el último año, Cáritas ha invertido en todo el país en acciones de acompañamiento a mujeres en situación vulnerable un total de 5.128.820 euros.
Mujeres y empleo
Entre los análisis abordados en el VII Informe FOESSA, hecho público a finales del pasado mes de octubre, a la hora de investigar el impacto de la pobreza y la exclusión en las mujeres se constata la necesidad de impulsar con fuerza la incorporación laboral femenina y la importancia de mejorar la calidad del empleo de las mujeres. Para los autores del Informe, esto significa que “las políticas de conciliación deberán ser sí reforzadas, pero también repensadas para favorecer su utilización por parte de los varones y evitar así que la conciliación se convierta en un `asunto de mujeres´, como de facto ha venido siendo hasta ahora”.