En España, la familia sigue siendo una institución básica y fundamental.

La Dra. Carmen Peña García ha sido nombrada en el día de ayer como experta adjunta a la Secretaría General del próximo Sínodo sobre la Familia. La profesora Carmen Peña García es Doctora en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, en cuya Facultad estudió también la Licenciatura en Derecho Canónico, licenciándose en 1995. Es asimismo Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (1992), Licenciada en Estudios Eclesiásticos por la Universidad Pontificia de Salamanca (1994) y Licenciada en Teología Dogmática y Fundamental por la Universidad Pontificia Comillas (2004).

Tras haber ejercido 4 años la abogacía, desde 1996 desempeña los ministerios de Defensora del vínculo y Promotora de Justicia en el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Madrid. En 1997 comenzó su docencia en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas, donde imparte las asignaturas de Matrimonio y Procesos, así como seminarios y cursos de doctorado. Colabora también habitualmente con la Facultad de Teología y el Instituto de Familia de esta Universidad. Es Profesora Propia Agregada y, de 2003 a 2012, desempeñó el cargo de Directora del Departamento de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado.

Es Coordinadora, desde el curso 2004-05, del grupo de investigación Derecho Canónico, Concordatario y Eclesiástico del Estado, de la Universidad Pontificia Comillas, y miembro del Consejo Asesor de la revista Ius Canonicum, de la Universidad de Navarra, y del Consejo de Redacción de la revistaEstudios Eclesiásticos. Desde Abril de 2010, es Secretaria de la Asociación Española de Canonistas, cargo que ya ocupó con anterioridad en el periodo 2002-2006.

Ha sido Ponente en numerosos Congresos científicos, organizados, entre otros, por la Universidad Pontificia de Salamanca (2003 y 2010), la Universidad de Navarra (2009), la Asociación Española de Canonistas (2002, 2007 y 2010), la Asociación Portuguesa de Canonistas (2008) y la Asociación Chilena de Derecho Canónico (2012), así como en Simposios de Tribunales Eclesiásticos.

Es autora de más de 55 artículos en revistas científicas y obras colectivas, dedicados fundamentalmente a derecho matrimonial, a cuestiones procesales, a pastoral familiar, al status de la mujer en la Iglesia o a las asociaciones de fieles.

Doña Carmen es autora de “Personalismo Jurídico y Derecho Canónico”, “El Matrimonio”, “El Matrimonio, derecho y praxis de la Iglesia” entre otros libros.

- ¿Cómo ha recibido su nombramiento?

– A decir verdad, con una mezcla encontrada de sentimientos: por un lado con cierto temor o respeto dado lo inesperado de la llamada y la responsabilidad del encargo; por otro lado, con disponibilidad y voluntad de servicio, para intentar colaborar en lo que me pidan; y también con alegría y satisfacción de poder participar en un acontecimiento eclesial de esa trascendencia.

-¿Qué cree que puede aportar el Sínodo en el momento actual?

– Creo que el Sínodo puede ser un momento de reflexión eclesial, colegial, en el que, en la estela del Concilio Vaticano II y de la Gaudium et Spes, se dirija una mirada positiva al mundo y a la cultura actual, intentando conectar con los gozos, las esperanzas, los anhelos, e incluso también con los temores y los fracasos de tantas personas. En el contexto de la nueva Evangelización, que es el punto de partida de este Sínodo, puede ser un momento óptimo para hacerse cargo de la realidad –social, cultural y también eclesial- con realismo esperanzado, para pulsar y escuchar el sensus fidelium, y para proceder a una renovación del discurso que lo haga inteligible y significativo para la persona moderna. Haciendo algo de autocrítica, quizás en ocasiones el mensaje de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia puede ser percibido por la sociedad, e incluso por muchos cristianos, como un mensaje negativo, de oposición o de censura, en vez de como un mensaje de bienaventuranza, como una propuesta bella y atrayente que responde a los anhelos profundos de la persona.

- La institución familiar, ¿qué aporta a la sociedad moderna?

– Como le decía en la pregunta anterior, justo la institución familiar es una de esas realidades plenamente humanas que ofrece un punto de partida común para llegar a un diálogo con la persona y el mundo actual. Aunque en ocasiones se acusa a la sociedad actual de cierto individualismo, lo cierto es que, en España, la familia sigue siendo una institución básica y fundamental, que crea fuertes vínculos y lazos entre sus miembros, de carácter afectivo, por supuesto, pero también incluso asistenciales y de apoyo mutuo, como ha puesto claramente de manifiesto la crisis económica. En este sentido, quizás uno de los aspectos dignos de mención del Instrumentum laboris del Sinodo es su tono positivo, su insistencia en la familia como un ámbito privilegiado de amor, de respeto, de educación en valores, de crecimiento mutuo, de socialización, de vivencia y promoción de la dignidad humana y de la igualdad entre varones y mujeres, un ámbito donde la persona es amada por sí misma, sin instrumentalizaciones, y donde aprende a amar y ser amado. La familia juega un papel destacado en el descubrimiento de la radical vocación al amor de toda persona, en el desarrollo de la afectividad, en el aprendizaje y cultivo de la capacidad relacional del sujeto, y en tantas otras dimensiones igualmente trascendentes e importantes para la persona y para la sociedad.

- ¿Cuáles son los mayores retos que enfrenta la Familia?

-Es difícil hacer un diagnóstico universal, y en este sentido debe destacarse el renovado modo de actuar de la Secretaría del Sínodo y el esfuerzo que, desde el primer momento –con la publicación abierta del Cuestionario inicial- ha hecho por recabar el mayor número de datos, sugerencias y aportaciones de diversos organismos eclesiales y de los mismos fieles, de modo que el cuadro sea lo más exacto y ‘pegado al terreno’ que sea posible. A partir de la multitud de respuestas recibidas, el Instrumentum laboris, si bien siempre intenta hacer referencia a las peculiaridades de cada área geográfica, sí destaca algunos retos o dificultades comunes, procedentes del influjo de un excesivo materialismo, individualismo, hedonismo, de una cultura –en palabras del Papa Francisco- “del descarte”, de lo provisional o de “usar y tirar”.

Por otro lado, también la pastoral familiar encuentra otros retos o cuestiones pendientes que sin duda serán abordadas en el Sínodo, como pueden ser, entre otras, mejorar los procesos e itinerarios de formación en la afectividad de los jóvenes, la preparación –remota, próxima e inmediata- para el matrimonio, el acompañamiento y respuesta a las situaciones matrimoniales y familiares difíciles, o la mejora de los procesos para la declaración de nulidad del matrimonio, mejora que exigiría, a mi juicio, no sólo la imprescindible agilización de estos procesos, sino también reforzar la dimensión pastoral de los tribunales y su vinculación con la pastoral familiar diocesana, garantizar y facilitar el efectivo acceso de todos los fieles a los mismos, etc.

En España, la familia sigue siendo una institución básica y fundamental.

En España, la familia sigue siendo una institución básica y fundamental.