El pasado 8 de junio, la Iglesia celebró el Día Nacional del Apostolado Seglar y de la Acción Católica, que este año ha tenido como lema "
Christifideles Laici a la luz y de la Acción Católica de la Evangelii Gaudium". Con este motivo, en la diócesis de Madrid se celebró la tradicional Vigilia de Pentecostés, presidida por el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, en la Catedral de la Almudena. De esta celebración y del fin de curso de la Delegación de Apostolado Seglar hablamos con su Delegado, Rafa Serrano.
P.- Este año, se ha celebbrado el Día Nacional del Apostolado Seglar y de la Acción Católica, más conocido como Pentecostés, con el lema "Christifideles Laici a la luz y de la Acción Católica de la Evangelii Gaudium". ¿Por qué este lema?
R.- Christifideles Laici a la Luz de Evangelii Gaudium ha sido el lema elegido para este año. Pretende recodar los 25 años de la publicación de Christifideles Laici, que es el compendio más actual de la teología del laicado, pero releído a la luz de la Evangelli Gaudium del Papa Francisco.
P.- ¿Qué lectura tiene para un cristiano laico este lema?
R.- La Exhortación Apostólica Post-Sinodal Christifideles Laici[1], además de reafirmar los textos del Concilio Vaticano II, supone un claro avance en la descripción y la comprensión positiva del laico y la preocupación por marcar la complementariedad de las vocaciones cristianas en el contexto de una eclesiología de comunión. Si, además, tenemos en cuenta que la Evangelii Gaudium se publica después del Sínodo sobre la Evangelización, celebrado en octubre del año 2012, podemos afirmar claramente que esta Exhortación Apostólica del Papa Francisco es un programa de evangelización, que marca las prioridades evangelizadoras de la Iglesia para los próximos años.
P.- En su carta pastoral con motivo del Día del Apostolado Seglar, el Cardenal de Madrid decía que: "vocación, comunión y misión son los tres términos que mejor resumen la propuesta hecha a los laicos tras el Concilio Vaticano II". ¿Crees que los laicos han descubierto su vocación, que son conscientes de ella y que la viven plenamente? ¿De qué manera?
R.- Si tenemos en cuenta que la heterogeneidad del laicado es inmensa, hablar de la situación del laicado en referencia a su vocación es un poco arriesgado, sin embargo aunque sea de manera parcial, me atrevo a indicar algunas opiniones de carácter personal.
En nuestra Iglesia diocesana podemos constatar cómo nuestras prioridades pastorales han estado orientados a fortalecer la fe y el testimonio cristiano, a potenciar la acogida y el acompañamiento de los alejados, a promover la iniciación cristiana y la catequesis, a impulsar la participación de los laicos en la vida pública y promover nuevas acciones en el campo de la caridad cristiana y la justicia social. Pero debemos reconocer humildemente, que a pesar de los indiscutibles avances, de signo positivo relacionados con la vocación y misión de los laicos que se están produciendo en nuestra Iglesia, nos queda mucho camino por recorrer, ya que si tenemos en cuenta el número de bautizados que se consideran cristianos, podemos decir que, en general, no hay un laicado con conciencia clara de las exigencias del bautismo, ni de las implicaciones sociales y políticas de la fe cristiana, pues son muchos los católicos que tienen una vivencia de la fe circunscrita a su vida privada y cuando acuden a la parroquia, se limitan a cumplir con el precepto y no se plantean otras actividades.
Si además le añadimos el clericalismo de muchos laicos, que pretenden asumir protagonismo y funciones que son propias de los sacerdotes, y que algunos sacerdotes no acaban de confiar en los laicos, podemos decir que no son muchos los laicos que se sienten miembros plenamente corresponsables de la comunidad eclesial, ya que el clericalismo existente en nuestra iglesia está impidiendo que se desarrolle un laicado maduro y corresponsable con la tarea misionera de la Iglesia.
P.- Esa comunión, ¿se está viviendo en la Iglesia? ¿En qué lo percibes?
R.-La comunión es fundamental y básica en todas las formas de participación en la vida y misión de la Iglesia. Cada uno de los miembros de la Iglesia, a su modo, es responsable y comparte la responsabilidad con los demás, ya que todos los cristianos, incorporados a Cristo por el bautismo, somos iguales en dignidad y complementarios en la diversidadde vocaciones, ministerios y carismas. Sin embargo, en la aceptación vital de estos principios por parte de todas las asociaciones y movimientos es más difícil, pues aún persisten actitudes y comportamientos referidos a la inserción en la Iglesia particular y a su implicación en la pastoral diocesana, que necesitan ser reorientados, pero dado que dichos movimientos se guían más por el ideario del fundador y las orientaciones que les llegan del ámbito nacional o internacional, que por los proyectos pastorales diocesanos, se hace necesario avanzar en una formación más orientada a fomentar la conciencia diocesana y las implicaciones eclesiologicas de la necesaria vinculación con el Obispo Diocesano.
Por otra parte, me parece oportuno señalar que, para seguir avanzando en comunión, es necesario impulsar y potenciar en nuestra Iglesia cauces de corresponsabilidad que hagan efectiva la comunión y participación efectiva de los laicos en la vida y misión de la Iglesia, pues como dicen los obispos españoles en el documento "Los Cristianos Laicos Iglesia en el Mundo: "La corresponsabilidad es, sin duda, una de las exigencias y expresiones más significativas de la comunión". ( CLIM 24)
P.- En cuanto a la misión, se habla mucho de la solidaridad, de la "generosidad". ¿Cómo ves esa misión, en qué se traduce en el día a día de los cristianos laicos hoy?
R.- La cada día mayor sensibilidad de los católicos hacia los problemas sociales y la solidaridad, es una realidad incontestable; crece la conciencia solidaria, además de las caritas parroquiales y diocesanas, hay también gran cantidad de obras sociales de carácter asistencial, de promoción humana, muchas de ellas vinculadas a congregaciones religiosas o creadas o promovidas por cristianos, que prestan grandes servicios a las personas más desfavorecidas, que son muy valoradas por la sociedad en general y son expresión de la caridad cristiana.
P.- ¿Cómo está el laicado en la diócesis de Madrid en estos momentos? ¿Es un laicado serio, comprometido, consciente de su misión, y de la importancia de su papel?¿Están todos los que son, o podría haber más compromiso y entrega?
R.- En las circunstancias actuales en las que se pide un mayor protagonismo de los laicos y de las parroquias en la Nueva Evangelización se hace cada día más necesario, la presencia evangelizadora en la vida social y pública, de laicos cristianos adultos en la fe que, a través de su conversión personal y de su actividad apostólica, llevan el evangelio a todos los lugares de nuestra sociedad trabajando por construir una Iglesia mucho más auténtica y un mundo más humano y más acorde con la voluntad de Dios. En este sentido, hoy podemos constatar que son cada vez más los seglares que van asumiendo sus responsabilidades tanto en la Iglesia, como en el mundo, intentando ser coherentes con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, pero siempre puede haber más compromiso, más entrega y generosidad en la tarea de anunciar a Jesucristo y la experiencia nos dice que algo no va bien, pues ni la fe, ni la sensibilidad cristiana impregnan de manera significativa la vida social, parece como si la fe fuese un añadido a nuestra vida que no libera ni transforma.
P.- En Pentecostés también se celebra el Día de la Acción Católica. La diócesis cuenta con un movimiento de Acción Católica que está tomando de nuevo impulso…
R.- El apostolado asociado es una realidad que refleja la comunión y la unidad de la Iglesia para la misión. Al respecto podemos afirmar que todo lo que sea potenciar apostolado seglar asociado, tanto de las asociaciones más tradicionales, como de las más nuevas, es avanzar hacia el futuro. En este contexto es en el que entiendo la promoción de la Acción Católica, como cauce natural organizativo del apostolado seglar diocesano, ya que se trata de responder a necesidades reales de nuestra Iglesia particular como son:
- Ponerse al servicio de la Diócesis, para revitalizar la pastoral Diocesana y ayudar a las parroquias a que tengan una mayor proyección misionera.
- Ser cauce de vertebración del apostolado seglar no organizado que surge de la labor parroquial y no siente la vocación de integrarse en ningún movimiento de carisma particular.
- La formación de un laicado adulto en la fe, para realizar la tarea evangelizadora, en una sociedad fuertemente secularizada.
- Impulsar una presencia cristiana y militante, en el ámbito territorial de la parroquia y en los considerados ambientes fronteros y alejados de la Iglesia.
Si tenemos en cuenta las características señaladas, podemos decir que la promoción de la Acción Católica, es una necesidad real que necesita un nuevo impulso en nuestras parroquias, ya que está destinada a ocupar espacios que otras asociaciones por fidelidad al propio carisma no tienen la obligación de atender de forma prioritaria, mientras que para la Acción Católica su prioridad es la pastoral diocesana.
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[1]Christifideles Laici, promulgada por el Papa Juan Pablo II, el 30 de diciembre del año 1988.