El mayor drama de este momento es la emergencia educativa, afirma monseñor Osoro

El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, aseguró este miércoles en Fórum Europa que “la emergencia educativa es el mayor drama que tenemos en estos momentos y en España aún no lo hemos superado”. En concreto, Osoro se refirió a la educación como “un tema capital que los españoles nos tenemos que tomar en serio”. “Ha pasado un siglo, la educación no puede estar a expensas de la política. Esto es un desastre en un país”, agregó.

En su opinión, esa emergencia, los problemas de convivencia y los rechazos a otras personas o colectivos son consecuencia de esa poca importancia que se da a la educación. “Y discutir por esto, es un desastre”, por lo que defendió que la Iglesia siempre ha buscado en este punto la convivencia, “no su interés”.

El acto, organizado por Nueva Economía Fórum, arrancó con un minuto de silencio al que Osoro invitó a los asistentes por “los acontecimientos tristes que a todos nos han afectado, muy especialmente por las familias que están sufriendo”, en referencia al accidente de avión ocurrido este martes en Francia.

Bienaventuranzas para una historia nueva

Antes del coloquio Mons. Carlos Osoro Sierra, pronunció una conferencia titulada “Bienaventuranzas que propone un obispo para España en tiempos en los que se gesta una historia nueva”, en la que el prelado quería hablar de Dios y de los hombres. Antes de su intervención, ha pedido un minuto de silencio por las víctimas del Airbus siniestrado ayer en los Alpes franceses, y por sus familias.

A continuación, Mons. Osoro ha ido proponiendo una serie de bienaventuranzas para el tiempo nuevo que estamos viviendo. La primera de ellas, “Bienaventurados los que se dan cuenta de que una nueva época está surgiendo”, ya que, a su juicio, a través de los medios de comunicación, el compromiso por la paz, los derechos del hombre y de los pueblos, la promoción de las mujeres y de los niños… “se está fraguando una nueva época histórica”. “Esta es, aseguró, la gran tarea que tenemos en estos momentos todos los hombres”, para la que es necesaria “la fidelidad al mensaje y al destinatario”. Además, “requiere testimonio” y “presencia activa”.

Una segunda bienaventuranza ha sido “Bienaventurados quienes se dedican a servir a los demás en el mundo de la política”, para “el bien común de todos”. Para el arzobispo de Madrid, “la persona es parte de un proyecto regenerador, con mayúsculas”. Y la justicia “tiene que ser el objetivo, la medida”. La Iglesia “tiene que trabajar en la promoción de la dignidad de la persona”, por lo que “presta atención a principios innegociables”, como son la defensa de la vida, la defensa y protección de la familia, o el derecho de los padres a educar a sus hijos. “Estos principios, negados, constituyen una ofensa sobre la dignidad de la persona”. Ha insistido en que “la Iglesia no hace política”, sino que “respeta la laicidad”, y ha explicado que la Iglesia “es la abogada de la justicia y de los pobres”. “Siendo independiente, ha apuntado, puede enseñar grandes criterios” y “realizar el bien común en el ejercicio de la caridad”.

Bienaventurados los que dedican la vida para que el ser humano desarrolle todas sus potencialidades” ha sido la tercera de las bienaventuranzas presentadas esta mañana. En este sentido, el prelado madrileño ha hecho hincapié de manera especial en la “emergencia educativa” como una “dificultad para transmitir a las nuevas generaciones valores”. A su juicio, la educación es “el problema más importante en los pueblos”. Considera que “la emergencia educativa se da porque hoy se duda del significado de la persona humana”. Ante esto, invita a proponer “certezas sólidas” y “criterios convincentes sobre los que construir vida”, ya que “está en juego la concepción de la persona”. Y es que, ha afirmado, “la emergencia educativa es el drama más importante que tenemos en estos momentos”, algo que “en España no hemos superado”.

Una cuarta bienaventuranza afecta a “quienes tienen entrañas de misericordia y acogida a todos los hombres sólo porque son hombres”. Para Mons. Osoro, hay que “acoger, salir al encuentro del otro”, algo que “se hace desde la realidad concreta del otro”. Insiste en que “acoger es siempre un acto de amor”. Por último, ha hablado de “Bienaventurados los que se atreven a arrancar del ruedo de la discordia” familia y religión. “Es necesario liberar la religión del enfrentamiento”, porque “nadie tiene derecho a apropiárselo”. Así, ha abogado por una cultura abierta, que ponga al hombre en el centro, que descubra al hombre todas sus necesidades, que haga al hombre capaz de cumplir con sus responsabilidades, que le prepare para el servicio, con generosidad… “Reconstruir esta conciencia moral y esta cultura, ha dicho, es la gran aportación de la Iglesia” ha dicho.