CAMINEO.INFO El Cardenal Robert Francis Prevost es desde ahora León XIV
¡La paz sea con todos vosotros! Queridos hermanos y
hermanas, con este primer saludo de Cristo resucitado, yo también
quiero que este saludo de paz entre en vuestros corazones, en vuestras
familias, ¡a todos vosotros! ¡Que la paz sea con vosotros!. Estas han
sido sus primeras palabras como papa de León XIV, quien ha explicado que
“esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y desarmante,
humilde y perseverante. Proviene de Dios, que ama a todos
incondicionalmente”.
Las palabras de Prevost como Papa han sido toda una declaración de
intenciones. La paz, la justicia con los que sufren.
Asimismo, el nuevo papa ha tenido unas palabras de recuerdo al papa Francisco: “El papa que bendecía a Roma daba la Dios os quiere a todos, Dios os ama a todos.
El mal no prevalecerá, estamos todos en manos de Dios. De la mano de
Dios, vamos hacia delante”. “Ayúdanos a construir puentes para ser un
único pueblo siempre en paz.
Y es que el nuevo papa quiere “una Iglesia sinodal, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca estar junto a aquellos que sufren”.
“Permitidme rezar siempre junto a vosotros. Pidamos por esta nueva
misión y por la paz en el mundo”, ha añadido. Finalmente, ha dedicado
unas palabras, “un saludo, a todos aquellos, en particular, a mi querida
diócesis de Chiclayo en el Perú. Una diócesis “de un pueblo fiel que ha
acompañado a su obispo”.
Nacido en Chicago, pero con alma
profundamente latinoamericana, este agustino de 69 años ha emergido como
uno de los nombres clave en el tablero sucesorio del Vaticano. De
hablar pausado, mirada afable y convicciones firmes, es de esos líderes
que prefieren construir desde dentro antes que buscar los focos. Unos
focos que, sin embargo, ya le han encontrado.
Prevost es un hombre muy discreto. Rara vez concede entrevistas y
evita a toda costa el protagonismo mediático. Sus hermanos agustinos lo
definen como sereno, templado. Sin embargo, desde que el papa Francisco
lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos en 2023 —el organismo
que elige y nombra a los nuevos obispos de todo el mundo—, Prevost se ha convertido en una figura de peso dentro del núcleo de decisiones más delicadas del Vaticano. Y
no es casualidad. Francisco no solo le puso al frente de uno de los
departamentos más estratégicos de la Curia; también le hizo cardenal en
tiempo récord y se aseguró de integrarle como miembro de Doctrina de la Fe.
Misión en Perú
Pero su historia no comienza en Roma. En la década de los 80, Prevost
fue enviado como misionero agustino al norte de Perú, a la diócesis de
Chulucanas. Allí vivió más de una década, entre pobreza y fe viva. Es
en ese contexto de misión donde forjó su visión de Iglesia. Después,
fue superior general de los agustinos durante dos mandatos (2001–2013), y
luego volvió a Perú como obispo de Chiclayo. Allí mantuvo ese mismo
estilo: pastor sencillo, cercano, con oído fino para detectar líderes
locales y formar nuevas vocaciones. Cuando Francisco lo llamó a Roma, ya
tenía claro que no quería simplemente un gestor. Quería estar más allá
de los despachos.
Su designación como prefecto de Obispos fue interpretada por muchos
como una clara señal del Papa: la reforma no solo debía continuar, sino
enraizarse en los nuevos liderazgos. Por ello, no han sido pocas las
críticas que han surgido contra su figura de cara al cónclave que se
avecina.