Mientras haya personas que se entreguen a fondo perdido, el hombre alcanza la altura de su dignidad»

«La Vida Religiosa es una semilla que no ha dado solo un árbol, sino un bosque entero». Así se expresó el cardenal Ricardo Blázquez durante la presentación del libro Por mí y por el Evangelio, de Luis Esteban Larra Lomas, que se presentó ayer en Madrid, en la sede de SAN PABLO, en un acto que contó con la presencia, además del presidente de la Conferencia Episcopal Española, de la periodista Cristina López Schlichting y del director general de SAN PABLO, Juan Antonio Carrera.

Tras unas palabras de agradecimiento al cardenal y a la directora del programa «Fin de Semana» de COPE, Juan Antonio Carrera se felicitó por la publicación del libro, «repleto de testimonios en el que Luis Esteban ha dejado hablar a los entrevistados, haciendo que aparezca delante del lector una fotografía de la Vida Consagrada actual, una fotografía de grandes y sinceros testimonios en los que se destila evangelio, alegría, esperanza, ilusión, y en la que se nos recuerda –como insiste el Papa Francisco– que “la Vida Consagrada es un don de Dios para la Iglesia”».

Tomó la palabra a continuación Cristina López Schlichting, quien hizo un emotivo relato de sus experiencias con religiosos y religiosas en los lugares más remotos y conflictivos del mundo. «Por mi experiencia en la radio –añadió–, tengo la experiencia de que solamente las personas de clara vocación religiosa reconocen públicamente que son felices». Una felicidad que radica, según dijo, citando a uno de los religiosos entrevistados en el libro, en «la diferencia entre darlo casi todo y darlo todo», pues son los religiosos quienes lo dan todo.

Luis Esteban Larra mostró su agradecimiento a todos los religiosos entrevistados, sin cuya colaboración este libro no hubiera sido posible y cuya gestación ha sido –dijo– como un embarazo, ya que la primera entrevista tuvo lugar el 1 de mayo de 2014. Dio también las gracias al cardenal Blázquez por su presencia, que corrobora la buena sintonía entre los obispos y los religiosos. El libro, añadió, es un «muestrario de vocaciones religiosas», y nos permite ver «una Vida Religiosa que se mira en el espejo del Evangelio». «Me gustaría –concluyó– que este texto no quedara solo dentro de la Vida Religiosa o de la Iglesia; es un libro para todo el pueblo de Dios y para toda la sociedad, porque la Vida Consagrada hace mucho bien a la Iglesia y a la sociedad».

El presidente de la Conferencia Episcopal Española felicitó al autor por su libro, «un libro que conecta perfectamente con la carta del Papa Francisco al comienzo del Año de la Vida Religiosa», y a todos los entrevistados, a muchos de los cuales «conozco bastante» y que ofrecen en el libro unos testimonios muy ricos en los que «también nosotros somos cuestionados». En su intervención, seguida con interés por las más de cien personas presentes en el salón de actos de la Editorial, el cardenal Blázquez tuvo palabras de elogio hacia la Vida Religiosa, que «es una semilla que no ha dado solo un árbol, sino un bosque entero», y mostró su convicción de que «la Vida Religiosa está en una travesía pascual, y la Pascua comprende una forma de muerte y al mismo tiempo un alumbramiento de vida».

En sus palabras finales quiso el arzobispo de Valladolid proclamar «una aspiración que es también una convicción»: «Mientras haya personas que por Dios, por nuestro Señor Jesucristo, la imagen personal de Dios, por el Evangelio y por las personas, mientras haya personas como las que se encuentran en este libro, mientras haya personas que se entreguen personalmente, como a fondo perdido, el hombre alcanza y alcanzará la altura de su dignidad».

Mientras haya personas que se entreguen a fondo perdido, el hombre alcanza la altura de su dignidad»

Mientras haya personas que se entreguen a fondo perdido, el hombre alcanza la altura de su dignidad»