La pertenencia de los hijos, la
pertinencia de los padres y la impertinencia del gobierno conviene tenerlas
claro siempre, pero por lo visto hay que abundar mucho en ello últimamente. Leí
perplejo el artículo que se hacía eco de la opinión y posición del actual gobierno
de España afirmando que "los hijos no pertenecen a los padres" como
dice la señora Celaá.
Véase: https://www.elmundo.es/espana/2020/01/17/5e21b8c7fc6c83fe618b4643.html.
Esta señora, la ministra Celaá,
portavoz, abusa con alevosía del concepto de pertenencia. ¿Sabrá ella a quién
pertenece y qué es el ejercicio de la patria potestad? A esta Celaá le falta
celo, es sesgada y asimétrica. Desdibujan desde el gobierno competencias entre
poderes y usurpan con avidez responsabilidades ajenas públicas y privadas. Es
un vicio técnico y táctico de estas gentes autodenominadas 'nuevas fuerzas del
cambio'. Es un gusto intenso el que desarrollan con el “quítate tú para
ponernos nosotros". Son un 'rodillo'. ¡Y ahora me empujan como padre, nos
empujan a todos los padres! ¡No saben dónde se meten! Judicializan lo que no
les gusta en Murcia de la política interponiendo un recurso contra el gobierno
de la Comunidad Autónoma que ha propiciado el 'pin parental', politizan desde
el ejecutivo lo que ya es propio del poder judicial en Cataluña con mesas de
negociación, manteles y oropeles, a Andalucía le intervienen las Cuentas y
Presupuestos castigándola por la gestión previa del gobierno socialista
realizada con su propia consejera de hacienda hoy ministra la señora Montero.
Efectivamente, el gobierno aspira
a tutelar desde los colegios a nuestros hijos. Esta gente acopladora de
contradicciones son, así lo veo, un peligro. Mis ocho hijos y mis nueve nietos
disfrutarán de mi ejercicio de la patria potestad porque este derecho me
asiste, nos protege y me pertenece, con todas sus, mis, obligaciones.
Dice un amigo: “La verborrea de la señora saca a relucir el hueso duro
colectivista de su ideología“. Y resalta el artículo 27.3 de la Constitución: “Los
poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus
hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus
propias convicciones”.
Y abundaba; “Es mi modesto punto de vista sobre el tema”. Pues sí, modestos,
sencillos y muy firmes fundamentos confirmados por el derecho, desde el
básicamente natural, el art. 27.3 de la Constitución y hasta el art. 26.3 de la
Declaración de los Derechos Humanos al señalar que "los
padres tendrán el derecho preferente de escoger el tipo de educación que habrá
de darse a sus hijos". Fundamentos que desde este gobierno intentarán
disolver, metiendo esta injusticia en una mentira, la defensa del derecho a la
educación del niño/a, que luego encapsularán en una norma nueva, que avale el
adoctrinamiento del ejecutivo tutelante, no ya los padres, como hicieron con la
experiencia de la asignatura de Educación para la ciudadanía (EpC). Así
intentarán legitimar su mentira y conculcar los fundamentos que amparan el
alcance de la patria potestad. ¿Todo esto está aparentemente en manos del abuso
de esta gente que apoya con su refrendo o con su abstención o silencio al
gobierno? Espero que no. Digo aparentemente, porque las familias responderán y
porque Dios y su Espíritu sopla dónde y cuándo quiere, como lo hace en las
casas y corazones cristianos, que no rehúyen su principal MISIÓN que es la
transmisión de la Fe a los hijos, y como ocurre también en las casas y
corazones de personas de buena voluntad. Si no estamos alerta de las
pretensiones, propuestas y normas de este gobierno, nos la cuelan. Cambiando el
'agua' pescan con el relativismo y el abuso legislativo por sendas inconstitucionales.
Quitando derechos y otorgando otros, la mayoría espurios o dañinos, y
concediendo así 'cartas de ciudadanía' rompiendo la familia como célula básica,
desvertebrando la sociedad. El colectivismo, el marxismo, rompe la familia,
atomiza y pulveriza al individuo, elude el concepto de persona sustituyéndola
por la centralidad de lo colectivo manejando, desde el poder político,
hacia servidumbres, esclavitudes e idolatrías mediante imposiciones y
nuevas restricciones que dan la espalda a la Libertad y a la verdad de ser
padres y de ser hijos. Ningún gobierno puede ni debe adoctrinar ideológicamente
en los centros educativos, no puede ni deben suplantar a los padres en su
misión primigenia educativa, moral e integral. Los hijos, los padres y los
colegios se pertenecen mutuamente, cuidémoslos y crecerá la confianza mutua en
libertad, sin coacciones.
Por cierto, me apunta un amigo: "¿En base a qué ley, en sentido
formal, puede el Estado interponer un recurso contencioso-administrativo (una
vez hecho el requerimiento en la vía previa) contra un Decreto de una
Consejería? El art. 149.1 de la CE 1978 atribuye la competencia en Educación a
las CCAA. Y ¡Cuidado! La vía del conflicto de competencias está tasada en el
art. 161 de la CE 1978. O es una vía, o es otra (y el error, en este caso,
deviene nulo el procedimiento)". ¡Por favor, no bajar la guardia, desde la
sencillez y la modestia, pero muy firmes en lo que hemos sido, somos y seremos,
padres e hijos que se pertenecen, respetan y honran! Ánimo y a servir.