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Portada:: Reflexión en libertad:: Jose Manuel González Pérez:: El papa Francisco a los empresarios y a todos II:

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El papa Francisco a los empresarios y a todos II:

Thu, 29 Nov 2018 17:48:00
 

El 18 de noviembre de 2016 se celebró un encuentro internacional del papa Francisco, en el Vaticano, con empresarios católicos de todo el mundo (UNIAPAC). Escribí este artículo tras aquellas fechas y lo he retomado ahora con esta versión. El eco, las respuestas y las opiniones de los medios fue inmediato, también en las redes sociales (facebook). Un amigo liberal me sorprendió haciendo un comentario al artículo publicado, véase enlace:

http://www.libremercado.com/2016-11-17/la-ultima-del-papa-francisco-las-empresas-no-deben-existir-para-ganar-dinero-1276586926/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook; concretamente, afirmó: "Sólamente el capitalismo puede hacer que los pobres dejen de serlo y este pobre ignorante no lo entiende. ¡Vaya desgracia!". Seguidamente, otro conocido, cercano al anterior, se pronunció señalando: "Una pena para el catolicismo…".

Hablar y opinar es muy bueno y necesario si se escucha, pero esto último se ejercita poco. Los ecos y los comentarios a los ecos de los medios debieran ponderarse y a ello me aplico. Conviene, para ser lo más objetivo posible ir a las fuentes. Por esto pongo aquí el texto literal del discurso, véase enlace:

http://m.vatican.va/content/francescomobile/es/speeches/2016/november/documents/papa-francesco_20161117_conferenza-uniapac.html

'Escuchar', ‘scoltare’, 'listen’, '¨emá'..... ¡qué bueno es escucharnos! Sin duda, me ayuda. Lo esencial es mantener la racionalidad ya que la fe y la razón no pueden ir por caminos separados, sin "cerrarse a la acción del Espíritu".

Les dije a estos amigos conocidos; ¡Hombre! No lo veo así como democristiano. Como una pena no y tampoco como una desgracia. Para crecer  como persona aprecio la máxima de dejar al otro ser él. A Dios ser Dios. Al papa ser papa. A tí ser tú.... De esta forma la posibilidad de que yo sea yo es mayor a mis ojos y a los de los demás. Es cierto que hay comentarios que duelen. Pero entre tener ‘la piel muy fina’ y tener ‘el rostro duro como un pedernal’ nos movemos. Es un problema siempre la gestión y la pretensión del juicio sobre el fin que el otro y cada quién persigue. Cuando leo el cap. 1 de "La Acción Humana" de Ludwig Von Mises también descanso con sus argumentos. La praxeología, la economía, se ocupa de los medios para alcanzar los fines. Ante los fines, ante los objetivos se sitúa neutralmente, no los juzga. Ante los medios sí se ocupa de manera que sean eficientes, sin tregua ante el despilfarro de los recursos escasos.

El fin que busca el papa Francisco es bueno, noble y sublime porque no es sólo su finalidad, es la finalidad propuesta ya desde siempre, los 10 mandamientos, la  promesa y las experiencias ónticas dan fe de ello. Pero ya digo, en esto no se entra desde la ciencia praxeológica, desde el fundamento económico. El problema, en su caso, podría radicar en la confusión existente sobre los fundamentos económicos de las personas, de sus roles en los medios dispuestos para el intercambio voluntario que los motiva y en el apelar con empeño al voluntarismo y al buenismo, cosa que no está mal hacerlo uno consigo mismo y exhortarlo a los demás para que “cambien de mentalidad”,  pero que por sí mismo no garantiza que lo propuesto se sostenga; y claramente lo que sucede con algo que no se sostiene es que cae. Generándose un gran desánimo y confusión.  Estas confusiones están arraigadas en el hombre religioso y el hombre político que inexorablemente necesita también del conocimiento, de las ciencias, de la justicia y especialmente entre ellas conocimiento de la economía para el cuidado correcto de la libertad, del crecimiento, del desarrollo y de la redistribución.

Seguramente algunas de las afirmaciones que aparecen en su discurso se pueden decir de una manera más matizada; por ejemplo, aquella que dice "Las empresas no deben existir para ganar dinero". ¿Hay error? si te paras a analizar será en las formas utilizadas, no en el concepto. Que es el que es, digan como lo digan. Las empresas existen para servir y en tanto sirven venden, ingresan y ganan dinero. Sin este resultado no existirían las empresas. Es verdad que en el texto parece que se confunde cuando dice que "el crédito para comprar una vivienda" debiera ser más accesible, cuando lo que en realidad debiera ser más accesible es la vivienda en sí misma. La accesiblidad siempre estará condicionada a la existencia de recursos y la escasez de estos siempre opera. Pero estos detalles no son lo importante del mensaje... Sí creo ver que mi querido papa Francisco en algunos aspectos económicos de forma, se conduce, sin caerse, algo precariamente; y quizá convenga fortalecerlo con fundamento y mejor asesoramiento. "Doctores tiene la Iglesia" para ayudarle a conciliar su Magisterio con la sostenibilidad económica de unos recursos terrenos siempre escasos, reconociendo restricciones de escasez diferentes para unos y para otros. Por otro lado, también están y estarán los que no ayuden a conciliarlo. Los enemigos y perseguidores que tanto daño y bien han hecho a la Iglesia poniéndola a prueba, persiguiéndola. Yo, así lo espero, seré siempre de los que le ayuden  a él y a la Iglesia en la verdad. La verdad sublime que apoya y ama la verdad humana y a la verdad humana que se muestra tal y como es ante la sublimidad.

Una empresa y su ganancia es condición necesaria para la estabilidad y crecimiento de la actividad económica, el empleo, la distribución, la libertad y la justicia. Lo contrario, negar esto, es un gran error. El papa en absoluto niega esto. Todo lo contrario. La lectura fácil y rápida sobre lo que el papa Francisco dice o quiere decir al respecto suele ser equivocada cuando se desconocen los fundamentos económicos. No se puede identificar la legítima maximización de la ganancia con corrupción. Tampoco la maximización del beneficio con ganancia millonaria, ni tan siquiera con ganancia positiva. Esta confusión está tremendamente arraigada en multitud de personas y creo que ello debe ser conocido por todos, especialmente por los religiosos y por los políticos.

La gestión empresarial responde a criterios racionales de la maximización de la ganancia. Pero esto no es sintomático de una cuenta de resultados opulenta, de cifras positivas millonarias como suelen las gentes imaginarse. De hecho, es obvia la existencia de empresas que cierran, otras que tienen pérdidas y otras que obtienen beneficios positivos. Desde luego, no hay garantía de éxito empresarial de antemano y los riesgos están servidos. De lo contrario, ¡quién no querría  ser empresario! En mis aulas cuando pregunto por las vocaciones a mis alumnos de economía, escasísima es la predisposición a ser empresarios. Los resultados millonarios no tienen garantía. Suponerla es un tremendo error.  En absoluto hay garantía de resultados positivos en el mundo real. Así, a) se puede maximizar el beneficio empresarial en contextos competitivos y el beneficio máximo coincida con una pérdida igual a los costes fijos que tenga la empresa; en tal caso, lo procedente y racional es cerrar la empresa porque el resultado de producir es peor que no producir (Teorema: si el precio de venta coincide con el coste marginal y es menor que el mínimo de los costes variables medios debe cerrarse); b) se puede maximizar el beneficio empresarial en contextos competitivos y el beneficio máximo coincida con una pérdida que tenga la empresa, en tal caso lo procedente y racional es seguir produciendo porque el resultado de producir es mejor que no producir (Teorema: si el precio de venta coincide con el coste marginal y es menor que el mínimo de los costes totales medios se maximiza la ganancia pero con pérdidas inferiores a los costes fijos; en tal estado no se podrá seguir en el tiempo); c) se puede maximizar el beneficio empresarial en contextos competitivos y el beneficio máximo sea positivo, en tal caso lo procedente y racional es continuar con la actividad empresarial generando actividad económica, riqueza y empleo (Teorema: si el precio de venta coincide con el coste marginal y es mayor que el mínimo de los costes totales medios el máximo beneficio será positivo). Las empresas necesitan y contratarán aquella cantidad de trabajadores tal que les permita la máxima ganancia neta y esto se logra cuando el valor de la productividad marginal del trabajo que contraten sea igual a los salarios que paguen (Teorema). Y este criterio maximizador puede resultar en cierre, en pérdida, en beneficio cero (ingresos igual a costes) o en beneficios positivos. Cualesquiera de estos posibles escenarios pueden encontrarse delante de la realidad empresarial.

La gestión económica de los trabajadores, por su parte, también responde a criterios racionales mediante la maximización de la satisfacción que les depara, por un lado, la renta salarial obtenida por las horas de trabajo que ofrecen como, por otro lado, las horas restantes de ocio.  Los trabajadores valoran su ganancia y claro está también el ocio. De tal manera que optimizan su satisfacción ofertando aquella cantidad de trabajo o horas de trabajo tal que quede compensada su correspondiente renuncia al ocio (Teorema).

Los agentes sociales, tanto representantes empresariales (patronales) como los representantes de los trabajadores  (sindicatos) siguen también estos criterios racionales. Esto es inexorable. La realidad de cada quién es la que es. Cuando se trata de empresarios hay que ver y tratar de y con empresarios, lo mismo ha de verse y de hacerse ante los trabajadores, ante las patronales y ante los sindicatos. La cuestión social exige en el tercer milenio tener aprendidas las lecciones del fracaso de la permanente pugna entre clases sociales. La Doctrina Social de la Iglesia ha avanzado mucho en su corpus desde la RN del papa León XIII y la ciencia económica también desde Adam Smith. La racionalidad de los agentes con comportamiento honesto, las posibilidades de su cooperación y las ventajas del comercio ha llevado y lleva a mayores y mejores cotas  de bienestar.

La honestidad y los mandamientos de vida, los diez, marcan el justo y nítido límite, tantas veces difuso para tantos, en lo privado y en lo público. Esta identificación la pretenden muchos apuntado a la paja del ojo de otro sin ver la viga en el suyo. Estos apelan muy frecuentemente a “un cambio de mentalidad”. El error del voluntarismo estriba en la pretensión de que los otros cambien de mentalidad sin contar con la racionalidad del otro. Y esto aún cuando, está claro que el otro para el otro es precisamente uno. Ser contumaz en ello es un gran error de quien ello practique por sus empeños o pretensiones de imposición..

Es verdad que para prevenirnos, no ya sólo el papa Francisco, sino todos los papas, todos los Padres de la Iglesia (Patrística) y S. Pablo nos han dicho y ayudado a todos diciendo: "No podéis servir a Dios y al dinero. No podéis servir a dos señores. Porque sirviendo a uno aborrecéis al otro". También La Palabra sabia dice: 'quien no trabaje que no coma' ¡dice tantas cosas que son fuente de sabiduría!  Es muy bueno recordar y ahondar en los valores de honestidad y fraternidad que incluye el papa en su texto. El papa no habla del dinero si no es en relación a que su mal uso lleva a comportamientos deshonestos e injustos con los demás. Hay muchas cosas en la vida que son muy buenas, y no sólo el dinero, que mal usadas hacen mucho daño: la libertad de expresión, las redes sociales, el sexo, el prestigio, la religión, la política, las empresas, los medios de comunicación, las iglesias, las organizaciones sociales, los movimientos populares, etc. El mismo texto señala: "La corrupción no es un vicio exclusivo de la política". Sin duda, hay que cortarla almándomos, combatiendo las tentaciones y con mecanismos de control externos e internos.

El papa no alienta, ni mucho menos, el marxismo ni la colectivización. Simplemente, intenta alentarnos, con mayor o menor suerte o arte, de que no sirvamos al dinero. De que el dinero no me/nos gobierne. De que seamos señores de nuestro dinero. No nuestro dinero señor nuestro. No ser esclavos del dinero. Este es el sentido de lo que dice el papa: El dinero es y está para servir y para servirte, no al revés para esclavizar y esclavizarte, para que le sirvas, para que le sirvamos. Este es el punto. Desde esta dimensión o quizá redimensión actualizada que, desde siempre, anida en la antropología cristiana nos habla el papa a todos. No a la idolatría. No es una loa al marxismo, no es un guiño al socialismo. La Iglesia ha sido y es clara en su rotunda condena. Aquella lectura es, creo, ruido mantenido quizá por cegueras o conveniencias dispares de ciertas gentes, desde las izquierdas o desde la derecha increyente desertora de la fe, desde el relativismo y el postmodernismo que impone el vivir como si Dios no existiera (Etsi Deus non daretur). Gentes toda a los que la Iglesia respeta, ama y sirve, sin dejar de ser la Iglesia. Ante esta panorámica, ante esta suerte de pesca sin arte, que no usa caña ni aperos, red o trasmallos, sino que opta por cambiarnos  el agua vital de los valores que sustentan al "hombre en acción", yo puedo entender y aplaudo el hondo sentido de la voz de este gran papa, también desde occidente, desde la tradición judeocristiana y grecorromana, aunque se conduzca con dificultad en lo praxeológico o económico. Para ayudarlo, espero, estamos los economistas cristianos. ¡Ánimo y a servir! "Al César lo del César y a Dios lo que es de Dios".









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