Los gestos de solidaridad son muy
buenos. Son absolutamente necesarios y revelan la sensibilidad individual y, en
su suma, colectiva. Ante lo mediático del buque Aquarius esto se pone
especialmente a prueba y aparece en el candelero entre lo políticamente
correcto y lo moral. Ojalá estas personas tengan tras la acogida el mejor de
los caminos y oportunidades.
El flujo de buques es continuo y el
problema de los refugiados es colosal. ¿Los siguientes buques tendrán
igual suerte? No. Coordinémonos y acordemos en el marco de la UE sobre el
alcance, gestión y recursos disponibles para este problema tanto en zonas de
origen, de tránsito, como en los destinos.
En el uso o abuso político del
asunto advierto que hay unos protagonismos sobreactuados en pos de otros
objetivos. Algunos políticos en los gobiernos hablan de un nosotros que se
confunde. Pero el nosotros difuso es muy concreto y el pago concretísimo. Está
en tu bolsillo. Piensan siempre en el nosotros pero no en el yo, sino en el
otro que pague, o que lo paga el gobierno o la correspondiente administración
pública. Como si tuvieran un bolso de fondo infinito del que sacan de todo. No.
Inexorablemente todo esto hay que pagarlo y quién lo paga eres tú, yo, él,
nosotros, vosotros y ellos. Mi bolsillo lo tengo preparado, gracias a Dios,
para la solidaridad en la medida de mis posibilidades y si Dios quiere,
insisto, también más allá de mis posibilidades; pero aquí el gobierno no me lo va
a preguntar, mucha gente está dispuesta y preparada, pero no nos lo van a
preguntar. La solidaridad privada es maravillosa, es signo de comunión, de amor
y respeto mutuo. La solidaridad pública se sustenta en la recaudación
tributaria, en el endeudamiento público y en la solidaridad privada. Lo público
depende de lo privado y en esto también hay mucha confusión, pues muchos
piensan que es al revés por el hecho de que las ayudas públicas las reciben los
particulares vía transferencias, subvenciones, subsidios de paro, becas,...
Pero claramente todo se acaba pagando por el sector privado vía impuestos o vía
pagos de intereses por el excesivo endeudamiento, no les quepa duda.
El gobierno en sus políticas públicas más allá del momento delicado en que nos
encontramos está preparando y preparado para la subida fiscal y/o recurrir al
endeudamiento. El hachazo público busca el lechazo privado y esto con avidez.
"Vendiendo" imágenes con gestos y presumiendo de generosidad no
con sus dineros sino con lo de los demás que ellos confunden como suyo diciendo
que es de todos. Y disponen y empujan. Mandan a quitar para ellos ponerse. Un
desplazamiento peligroso porque el sector público no produce, gasta, sirve
administrativamente y gestiona la recaudación tributaria que pagamos el sector privado.
Repartir es siempre bonito, lo
hacen los RR.MM y Papá Noel un día al año. Lo
hacen los padres con lo suyo. Hacerlo hoy, un día, es o puede ser un gesto
factible pero hacerlo como criterio permanente por cuenta de otros entendiendo
que el dinero es suyo, porque es de todos, es insostenible. Este es el punto y
debe tenerse claro en toda gestión pública. Y esto también es confuso para los
políticos y especialmente para el Psoe, la izquierda, los nacionalistas y los
independentistas que le apoyan. Pues tienden a la extensión del sector público
desplazando y reduciendo al sector privado. Y ello además de mermar
"pagadores" y recaudación generará decrecimiento de la actividad
económica productiva, paro y pobreza. Así que cuidémonos de la demagogia y de
la hipocresía. Las restricciones de recursos disponibles inexorablemente operan
y la voluntad política está también sujeta a ellas, sea quien sea el que gobierne.
La ingenuidad y los ensueños pueden imperar pero la realidad económica y
financiera les hará darse cuenta antes del golpe. La economía avisa y cuida a
la política. Tziriza y el caso griego son reales. Cuidémonos.
Los refugiados son problema nuestro
y europeo y un problema en los países de origen. Su "solución" o
atenuación requiere el diseño de las políticas correctas que deben planificarse
y ajustarse a los acuerdos alcanzados en el seno de la UE y en coordinación con
los países de origen, sin aspavientos particulares, ni efectos llamada, por
querer sentirse protagonistas de un día.
Insisto, coordinémonos y acordemos
en el marco de la UE sobre el alcance, gestión y recursos para este problema en
origen, en el tránsito y en destino.