Escuché a Pedro Sánchez y tengo cierto temor. Eso que afirma de que los asuntos políticos no deben tener, caso de ilegalidad, una lectura y tratamiento penal, sino solo un tratamiento político, me da vértigo. Véase: Sánchez (PSOE) afirma en relación con la cuestión catalana "la justicia actúa pero no hay soluciones penales para problemas políticos"http://www.europapress.es/aragon/noticia-21-ampl-sanchez-psoe-afirma-justicia-actua-no-hay-soluciones-penales-problemas-politicos-20171105150341.html
Porque los secesionistas, independentistas, llamados soberanistas, no sé porqué, cuando no reconocen la soberanía del pueblo español ni nuestra democracia, pretenden quitarnos el suelo, no sólo el suelo patrio, que también, sino el suelo que fundamenta toda la política, la libertad, la economía y la justicia o el derecho. Y sin suelo nos caemos y caen a un abismo.
A los independentistas enfrente los tenemos. Lo sabemos. No son mis enemigos, aunque pugnen, dentro del cauce democrático. Fuera de él sí. Aunque deba, como personas, respetarlos.
Pero me preocupa el malabarismo del discurso de este líder Pedro Sánchez que dijo esto en noviembre de 2017 y que confunde política con poder ejecutivo (¿este poder no le gusta ahora tanto porque no manda él?) y legislativo. ¿Lo de Montesquieu y el papel del poder judicial parece verlo borroso, dependiendo de los asuntos, o peor, a demanda? Peligroso el trasunto. ¿Patentes de corso para los políticos que ejercen poder ejecutivo y legislativo marcando las rayas de la legalidad a los demás y no a ellos mismo? ¡Uff! ¡No Pedro! No juegue así con la política en España. Es muy serio esto.
El problema, creo, es que Pedro en su "juventud" se está ”guisando" y le faltan algunos ”hervores". Normal, esto también le pasa a los noveles. Todos pasamos o hemos pasado por estas etapas. Así se les ve a tantos neófitos, en política y en todos los campos. ”Los nuevos" vs "los viejos”. Irán aprendiendo seguro; creciendo y menguando, unos, otros y los que sigan.
Inexorablemente las restricciones económicas nos irán a todos y cada uno marcando el paso y el pulso, a los políticos también, para alcanzar los objetivos individuales y colectivos, privados y públicos. Los tics o estereotipos de los políticos por satisfacer continuamente los "ardientes afanes de novedades", suelen ser frecuentes y muy caros política y económicamente. Mientras estén en la oposición caben como soflamas y ruidos, ¿pero y si tocan poder? ¿Cómo se sostienen tales desdibujos, tales rayas borrosas? La asimetría de trato y el malabarismo entre contradicciones e incoherencias. ¡Tantos quedan y están abducidos por el relativismo, el lenguaje líquido, el adaptable a las demandas, a la generación de ingenierías sociales¡ ¿donde 'todo vale'? Vale hasta todo, ¿Vale hasta el engaño de que nos quitan el suelo y no pasa nada al trípode en que se sustenta la Política seria? ¡Por favor, que aprendan y pasen por "los hervores" pertinentes¡ Las restricciones de escasez que siempre se padecen inexorablemente existen. La economía real y nominal cuida y enseña a la política como la justicia cuida de la libertad.
También, por otra parte, los ecos, ruidos, la publicidad y actos públicos recientemente habidos con motivo de la autodenominada "disolución de ETA" inquieta. Las pretensiones escondidas y explícitas de los partidos y de los participantes que han acudido a dichos actos ahí están. No hay margen a la impunidad en un estado de derecho. Basta de atajos, de ingenuidades, de pugnas y de buenismos impuestos a los demás, de derechos asimétricos y espurios. Es precisa en España, como democracia moderna que es, la firmeza constitucional y la confianza para preservar los frutos de la interdependencia real mutua: 1) En lo económico, traducido en producción y riqueza, flexibilidad, eficiencia, competitividad, ahorro, inversión, empleo y menos paro. 2) En lo jurídico, igual y simétrico trato bajo la Ley. 3) En su consecuente reflejo democrático en lo sociopolítico que nos es propio y común, España.