Sobre la cuestión catalana Pérez Reverte ha escrito tremendamente como
sabe y en su diagnóstico de la cuestión: ¡Quedo culpable! Pues sí. Por
acción o por omisión soy culpable. Sí. Pero no puedo entender eso de “España es
culpable“, tampoco eso de que “el daño es irreparable“ y “el mal es
colectivo“.
No lo entiendo. Yo soy culpable, lo asumo y siento esto. No
lo eludo, ni lo tapo bajo acciones que muchos otros también hacen
trasladándolo a la esfera de lo colectivo. Las responsabilidades, las culpas y
las penas no son colectivas son individuales.
No puedo caer en la hipocresía
biensonante. No. Me gustan cosas que Reverte escribe. Me ayudan sus arengas.
Pero estas traslaciones a lo colectivo, tan pretendidamente ascéticas, vienen
muy carentes de humanidad, de humildad, de verdad y no creo que conduzcan a la
paz, al encuentro y a la concordia. ¡Verdad es[i], pues lo
afirma, que él mismo no pretende salir indemne al decir estas cosas!
No puede
autoexcluirse diciendo lo que dice y mete leña a todo lo que se mueva, a él
mismo también. Meter leña es un recurso no escaso en el mundo, abunda, ¿en
demasía?
No sé. Mi esperanza y mi asidero es otro camino, es la posibilidad del
perdón mutuo. Es totalmente otra cosa bien distinta a la permanente pugna,
apelo a la real interdependencia mutua, siendo firme, nada ingenua y
siempre generosa la relación, en el marco de la Ley y el orden Constitucional.
[i] Véase
http://www.xlsemanal.com/firmas/20170910/perez-reverte-espana-es-culpable.html.