Mi amigo Pepe me
dice: “Me parece que el «techo de cristal» es una mala metáfora. Nadie tiene a
priori un «techo» en su carrera profesional“.
Esta metáfora se aplica como
explicativa de las limitaciones que sufren las mujeres en sus carreras
profesionales. "En los estudios de género, se denomina techo de cristal a
la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las
organizaciones.
Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales,
difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no
existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una
limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres.
El término «techo de
cristal» («glass ceiling barriers» en el original en inglés) apareció por
primera vez en un artículo del Wall Street Journal en 1986 en los Estados
Unidos.
El artículo describía las barreras invisibles a las que se ven
expuestas las mujeres trabajadoras altamente cualificadas que les impedía
alcanzar los niveles jerárquicos más altos en el mundo de los negocios,
independientemente de sus logros y méritos“.
Mi amigo y la lectura sobre
esto me dejó pensando acerca de los límites. No sé de su verosimilitud como
algo real sociológicamente contrastado que apunta a culpables que urden tales
agravios. Quizás sí. V
Verdaderamente, no lo sé, hay estadísticas, ejemplos y
contraejemplos. Los límites no suelen quererse ni anhelarse, pero sí son
inexorablemente asumidos por cada quien, por todas y todos. Mayormente los
límites son difuminados, no queridos y poco atendidos, ni entendidos.
Yo sí
creo que hay un techo, un límite, que es el umbral de cada uno, sea hombre o
mujer. A mí siempre me ha acompañado esa señal y no es de cristal.
Es
conveniente tenerla presente. Es principio de sabiduría, ser conciente de las
propias limitaciones. Me valen y mucho para resolver los problemas y objetivos.
Para distinguir entre lo alcanzable y lo inalcanzable. Así logro descansar y
hasta la paz, sabiéndome libre y decisor dentro de lo que hay. Sin más
pretensiones. Además, ¡saben! El umbral sirve para que "no se me crucen
los cables".
Gran asidero potencial de referencia para la verdadera
sabiduría. La que da conocimiento pero sobre todo sabor a la VIDA. Es como la
señal del arco iris, está, pero no hay manera de cruzarla. Si te empeñaras el
destino es la locura.