Mi amigo Pepe dice, creo, atinadamente: "A Carmena y, en general,
a los colectivistas les encanta tratar a las masas como ganado.
La libertad de
movimiento de los consumidores actuando individualmente les incomoda. Las
masas no saben bien qué les conviene y deben ser pastoreadas por las élites
políticas.
En la Venezuela chavista ocurre otro tanto: las personas que hacen
cola para suministrar son marcados con un sello de tinta en el brazo como si
fueran vacas o borregos". Reflexionando sobre ello quedé: Las masas no
actúan, no deciden, no sienten, ni padecen. Esto son atributos de la persona,
del individuo, del ciudadano, nunca de la masa. La acción o inacción
humana pasa por cada persona inexorablemente. ¡Este afán de controlar y de
imponer todo llega hasta encauzar a las gentes y a sus mentes!
Ahora, cada vez
más, se habla de la necesidad de un cambio de mentalidad. ¡Qué cosas! Quizá
fuera algo bueno, positivo, correcto, coherente. Quizá. La cuestión, el punto,
está en si cuentan o se cuenta con el parecer y quehacer de cada persona en
tales empeños o es el resultado impuesto a los demás por la actuación, la
decisión y el sentir de algún/os líder/es. En el asunto que nos ocupa de obligar
a caminar a toda persona en un único sentido por las calles 'preciados' y 'el
carmen' en el céntrico Madrid es un ejercicio hueco más de presentar cosas
nuevas, para 'satisfacer' el ardiente afán de novedades, y no satisfacer nada
al ciudadano.
Sólo protagonismo activo del líder intervencionista. Se entra por
arriba en la de 'el carmen' y se sale por abajo; se entra por abajo en
'preciados' y se sube para salir por arriba. Policías porteros, cual pastores,
arengan y vigilan que sólo puedas ver espaldas, cogotes y tacones, nada de
caras, ni corbatas, nada de ir de frente, domina dar la espalda, la
desconfianza, la unidireción, lo uniforme, el corsé, la falta de juicio no al
libre albedrío.
Y digo yo, ¿si entro en una tienda no hay posibilidad de salir
a otra ya pasada? Estoy seguro que los promotores al percatarse dirán sí, una
vez dentro, sí te puedes mover con libertad, sólo quedarán afectados los puntos
de entrada y salida de las calles. Decir no, conlleva obligarte al arrastre de
la riada y dar la vuelta a la manzana. Eso no creo lo trague `la oveja' . Lo
dicho, el afán de la intervención en dos puntos, el de entrada y el de salida,
sirve para que sin puerta alguna una vez decidas entrar ya no puedes salir por
el mismo sitio y una vez que decidas salir ya no puedes entrar.
¡Qué
cosas! ¡Qué estupidez! Lo que me temo ahora es que en tal afán de novedades los
colectivistas exportarán tales inventos populistas estúpidos de Madrid a
provincias y a pueblos. Los inventos e ingenierías sociales que pretenden minar
el ejercicio del libre albedrío en el caminar de las gentes van cargados de
dinamita, los reclamos que excitan los cambios de mentalidad yo los analizo,
los escruto con profundidad no vaya a haber lobos con piel de cordero. No
obstante, la fuerza del libre albedrío consustancial a toda persona, su
racionalidad y fe las hará reaccionar ante la bondad o no de la acción de
intervención pública y esto genera y cuida el grado de confianza mutua.