Antes de que el PSOE con Zapatero abriera 'la
Caja de Pandora', 'generando y regalando' con cargo a lo público derechos
espurios sin red presupuestaria, expandiendo el gasto público recurriendo a
financiación ajena sin fundamento económico, el grado de seguridad
jurídica y la confianza mutua era nítidamente mejor. Los abusos y las malas
gestiones siempre pasan factura. Las facturas de los abusos públicos concretos
de personas concretas los pagamos también todos. El coste político y el coste
económico se hacen patentes en el cuento y en las cuentas del PP y del PSOE,
mediante el coste político en términos de pérdidas de votos y escaños y el
coste económico en euros y bienestar o sacrificio. Los datos reales y
monetarios de la economía española 2008-2011 lo contrastan. Los datos macro y
microeconómicos y la capacidad de sacrificio de los españoles durante 2011-2016
han ido mostrando con crudeza la importancia y bondad de los ajustes y de las
reformas realizadas desde el gobierno de Mariano Rajoy ganándose, por la
vía de la gestión de su política económica, y reconquistándose niveles de confianza que se habían perdido. Ha
sido patente que se ha relajado la nuestra prima
de riesgo desde los 640 a los 100 puntos básicos. Cosa que se agradece por
el abaratamiento de los costes financieros de la colocación de deuda soberana. Pero
la antigua deuda y las nuevas acumuladas, ya más barata, hay que controlarla y
pagarla, no nos olvidemos que en el ámbito público estamos en el 104% del PIB,
para nuestro bien y para seguir así inspirando confianza.
Las
dicotomías son buenas referencias por ser simples y porque sirven para ordenar
las cosas de la realidad. Una vez realizado un primer orden conviene también
ahondar en algo más complejo que es fruto de la combinación de lo simple
dentro del orden que muchas veces pueda existir realmente. Pero a veces, son
inventos huecos e irreales, fatuos . ¡Veamos realidades, veamos ejemplos!:'
blanco-negro, día-noche, niño-anciano, amarillo-azul, público-privado,
ateo-creyente, derecha-izquierda, PP-PSOE .... Podríamos seguir. Pero
tras o dentro de estas referencias pueden aparecer o no otras realidades
combinación de aquellas: gris, alborada, crepúsculo, joven, verde, mixto o
concertado, no practicante, centro, Ciudadanos, Podemos, .... Cuando esto se
hace en el ámbito científico y técnico el resultado de la combinación es casi
tan simple y real como los conceptos primarios de los que brota pero, en
cambio, cuando nos movemos en el ámbito antropológico, social, político y
económico la cosa puede llegar a ser mucho más compleja e incluso
insostenible cuando se desdibuja lo fundamental: el requerido servicio a la
persona y a la humanidad, cuando se instala la pérdida del sentido
antropológico. Del servicio a la persona como axis y no a la "idea". Así
para 'avanzar' en 'el afán de novedades' (¿necesidades?), mediante la
política, los políticos se centran en generar nuevos 'derechos' ante 'nuevas
realidades' o 'nuevas necesidades'. Se apela a nuevos conceptos obtenidos de la
ingeniería política y social sin recurrir a los fundamentos económicos, ni
filosóficos, ni morales o ‘éticos’ que los sostengan. Se apela a 'la voluntad
política' muchas veces al servicio de las correspondientes ideologías y no del
hombre, de la persona. ‘Voluntad política’ que soslaya también la vocación
renacentista, de vuelta a las fuentes clásicas, que con contumacia pasa por la
desnaturalización de antiguos y clásicos conceptos, tantas veces vitoreados y
ahora camuflados y hasta vituperados. Conceptos releídos desde la evolución de
las ideologías de izquierdas con su apego al intervencionismo público y al
socaire de la influencia de la teoría del
gender (género). Veamos una muestra de los productos generados en los postmodernos
ordenamientos jurídicos, en los colegios y en toda la sociedad: padre - primogenitor 1, madre -primogenitor 2; matrimonios, familias, familias
extensivas; amor, sexo; hombre, mujer, gay, lesbiana, homosexual, transexual,multiplicidad
de géneros, interrupción voluntaria
del embarazo-aborto; eutanasia
-muerte dulce; personalidad recibida,
personalidad adquirida y la ahora pretendidamente importante 'la personalidad
elegida', los decretos de Educación
para la Ciudadanía (EpC), las nuevas
leyes de ámbito autonómico sucesoras de los decretos fallidos sobre EpC, auspiciadas
en estos ámbitos por ser más difícil articular la oposición a las mismas al
fracionarlas bajo la estrategia del 'divide y vencerás', con sus intenciones o
pretensiones fundamentadas en la teoría
del gender, los derechos espurios
generados al amparo de leyes sin o insuficiente dotación presupuestaria
como las que pretenden dar cobertura a la Dependencia, a la Sanidad, a la
Educación (los denominados bienes de
mérito).
Política
y postmodernismo que veo no andan ni conducen hacia mayores cotas de confianza.
Caminan amparados en el relativismo sin aval 'del todo vale' y ‘nada cuesta’ y
si cuesta que otro pague. Es decir que “todos” lo paguemos. Política y
postmodernismo carísimo e insostenible. ¡Cuidado, cuidémonos! Nada es gratis,
pues los recursos son siempre escasos. Inexorable máxima. Si no hay otro que
voluntariamente pague, ¡no importa, tranquilos, aquí está el Estado con “el
bolso sin fondo”, ¡como el de Mery Poppins! que irá al ritmo del pulso de la
solemne y soberana ‘voluntad política' rodando al alza el listón tributario, recurriendo
al recurso al endeudamiento público, a la expansión monetaria generando
inflación o alzándose contra la propiedad privada . Caminos de mutuas
desconfianzas y pugnas. Caminos tensos, lejanos al de los acuerdos logrados por
el reconocimiento de la interdependencia mutua. Mermando así las capacidades
públicas y privadas de generación de actividad económica, riqueza, ahorro,
inversión - acumulación de formación bruta de capital (f.b.k.) y, por tanto, de
empleo. Caminos aquellos que van recto y rápido a parar en empobrecimiento, en
la pobreza, hacia los precipicios que revelan la insostenibilidad de las
promesas de 'la voluntad política' cuando carece de fundamento económico y
prefiere la generación por doquier de derechos espurios, de desconfianza y de
inseguridad jurídica.