¡Hola María! ¡Ave María! ¡Vienes a
mí! Te presento mis adentros por ti tan conocidos. Mi vida, pecados, alegrías, lamentos
y desconsuelos. Hoy a mis queridos hermanos les dije: Tengo un sentimiento
hondo y agridulce. Dulce por tener a mamá y celebrar su 80 cumpleaños y amargo
porque sufro al ver el llanto y desconsuelo de nuestros hijos, sus nietos. ¡De
tantos jóvenes! Sé qué debemos hacer. Todo lo preciso, en nuestras
posibilidades, para que sean fuertes,
firmes y valientes. ¡Ojalá lo logremos! Sé que solos no podremos y que contigo,
en Él y con Él, sí.
¡María!, Madre del Mayor Don,
El Perdón'. 'Madre de La Misericordia'. Madre de mi madre y de mi padre, Madre
mía y nuestra.
Quebramos los pactos, la lealtad y
la fidelidad. Los hijos lo lloran, lo sufren y lamentan. Con la angustia de
sus llantos lo expresan y sus silencios gritan, por mucho que lo tapen
quienes como normal presentan. Nuestros hijos si callan revientan y gritarán
las piedras en nuestra 'muda' presencia o 'ruidosa' ausencia. Me duele el quebranto
en que nos hunde el maligno,
escondidos tras alienación, tras el desafecto e indiferencia del relativismo, de
lo superficial, del 'papel de regalo', 'del todo vale'. ¡No, no todo vale!, me
inculcas.
¡María"! Tú nos recoges del
yermo de todas las pasiones con la fuerza de tu intercesión.
¡Inmaculada y humilde María!,
'Custodia de todo milenio'. Sí, del hoy, de cada hoy, de estos nuestros
días. ¡Sí, aquí estoy! Aquí estamos. Muéstrate lugar de gracia, virtud y
belleza que canta la Iglesia. ¡Madre! ¡Muéstrate, que te vea, que nuestros
hijos te vean! Te vean y te escuchen, ¡¦emá!, como Madre en su Madre La
Iglesia. Madre e Iglesia que ama y perdona al hijo, amigo y enemigo, tal cual
es. Al infiel y al desleal. A mí y a todos. ‘Si hoy escucháis su voz no
endurezcáis el corazón’, así me enseñas y así abres nuestros oídos al kerigma.
¡María! Madre del Árbol de la Vida!
Madre de las grandes madres del árbol de cada
vida, de los trozos y los destrozos; madres que saben guardar, del Señor
y de Ti, en su corazón tus cosas, Tu Casa en sus casas y así consuelan,
levantan y sostienen.
¡María! Madre del Perdón. María de
Misericordia. Madre que me aúpa.
«Quien esté libre de culpa sea quien
tire la primera piedra. Y empezando por los más viejos todos se retiraron». Sí
¡Virgen María, todos se retiraron! Sí, todos pecadores. Mi abuela perdonó a mi
abuelo, mi madre a mi padre, mi esposa a mí... Han bebido y hemos vivido la
infinita misericordia. Han sabido usar de Misericordia por el Amor primero. ‘¡Oh
feliz culpa que mereció tan grande redentor!’
Quien nos nutre, tu Hijo, sufrió,
perdonó a sus enemigos, a mí también, lo mataron y resucitó al tercer día.
¡Pascua, Pesajh, Paso! ¡Pasar al otro! Amar incondicionalmente por el Amor
primero. ¡Cuánto y cómo lo necesito! ¡Pasar a mi amigo! ¡Pasar a mi enemigo!
Experimento el perdón de mis pecados,
la redención y corredención copiosa que sella la experiencia humana de vocación
eterna. La fortaleza, la firmeza y la
valentía que tienen quienes reconocen su debilidad y se aferran y agarran, como
Jacob, a Quien es más fuerte, ¡orando a Dios y sin juzgar! ¡Qué cosas nos
enseñas de la astucia y la mansedumbre!
¡María! 'Tú nos has mostrado el
Camino: 'Haced lo que Él os diga'. ¡Madre del Perdón! Bajo la Cruz nos
has recibido. '¡Cómo decir no a tu Hijo Sufriente!'. ¿Cómo vivir el sufrimiento
de una niña desolada por la ruptura de sus padres? ¿cómo vivir todo
sufrimiento? ¿Cómo ayudaremos a nuestros hijos a ser firmes, fuertes y valientes? ¿Cómo enfrentarnos al relativismo? Tu
nos lo enseñaste: Bajo la cruz nos has recibido orantes. ¡Todo sufrimiento se tornará
en gozo! Madre del Camino que la cruz lleva, Madre del Camino que la cruz cruza
y no la elude. Amén dijiste ¡Acompáñanos en El Camino que ayuda a pisar firme
el suelo y conduce al Cielo! ¡Madre del consuelo, Madre de Misericordia!