No es difícil descubrir en nuestro ambiente toda clase de dificultades en relación a la educación de los hijos que lleva, a no pocos padres y madres de familia, a sentirse desanimados por las escasas ofertas educativas-recreativas, fuera del horario escolar, que desearían para sus hijos, llegando, incluso, a tirar la toalla o a pactar con la flojera. Los puede haber también que no tienen coraje para buscar, preguntar o interesarse, prefiriendo dejar pasar los días o sus ratos libres sentados ante la tele y con una cervecita, mientras los niños van creciendo…
En nuestra ciudad y en otras muchas, existen recursos que otros padres de familia, parroquias o asociaciones se han planteado para contrarrestar la ausencia de valores que son desconocidos entre lo más pequeños y los no tan pequeños. Son asociaciones de niñas y niños que desde, más o menos, los ocho años pueden empezar a acudir y donde van descubriendo la importancia de la convivencia, respeto, amistad, generosidad, responsabilidad y eficacia en el estudio, que van ayudado a formar su personalidad, todo ello alternando con juegos, deportes, competiciones…
Buscar, pues, porque haberlos los hay.