Luego de haber hecho la curación del endemoniado en Cafarnaúm, Jesús sale de la sinagoga (Mc 1,29-39) y se dirige con los discípulos a la casa de Simón y Andrés. La suegra ( penthera) de Simón estaba acostada con “fiebre” (puréssosa), y se lo comunicaron inmediatamente a Jesús, quien se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Inmediatamente se le pasó la fiebre y se puso a “servirles” (diekónei del verbo diakonéo).
Al atardecer le llevaron a Jesús muchos enfermos y “endemoniados” daimonizoménous).
Toda ( hóle) la población se agolpaba a la puerta, él sanó muchos enfermos y expulsó a muchos “demonios” (daimónia de daimónion) y nos les permitía “hablar” (lalein del verbo “laléo” que significa anunciar, dar a conocer, contar, decir, emitir, expresar, hablar, juzgar, predicar.) porque sabían quién era él.
Luego en la “madrugada” (proi) se levantó, salió y se dirigió al “desierto” (éremon de éremos), donde estuvo “orando” (proseúcheto del verbo proseúchomai que significa suplicar, adorar, hacer oración, orar, pedir.
“Proseúcheto” aparece 5 veces en el NT, sería interesante comparar este pasaje donde Jesús esta orando con el de Lc 18,11 donde el que ora es el fariseo y su oración es de señalamiento y de creerse más que los demás). Simón y sus compañeros le alcanzaron y le dijeron que “todos” (Pántes del adjetivo nominativo “pás”) lo andaban buscando, Jesús les dice que se vallan a los pueblos vecinos. Fue una decisión sorprendente para ellos que Jesús dejara a las excitadas y ansiosas multitudes en Cafarnaúm por los pueblos rurales o villas secundarias sin murallas o sin mucha importancia. Jesús se fue “predicando” (kerússon del verbo kerússo que denota predicar, pregonar, proclamar, publicar, heraldo, divulgar) en las sinagogas de toda Galilea y “arrojando fuera” (ekbállon del verbo ekbállo que significa echar, enviar, excluir, expulsar, impulsar, dejar, desechar, despedir, sacar) los demonios.
ACTUALIZACIÓN
Jesús luego de salir de Cafarnaúm sigue sanando, la suegra de Simón que se encontraba ardiendo en fiebre es curada, Jesús se le acerca, la toca y la levanta, estos tres verbos siempre están presente también en nuestras curaciones, solo tenemos que dejar que el Médico por excelencia se acerque, muchas veces somos nosotros quienes no nos queremos sanar, tenemos un corazón duro hacia el hermano, tenemos muchos demonios dentro que nos mantienen inmóviles e incluso no nos dejan proclamar el precioso nombre de Jesús.
Una característica importante del ministerio de Jesús es que no le gustaba la espectacularidad de la cual muchos hacemos eco en nuestras vidas, al ser encontrado por los discípulos, estos le informan que “todos” lo estaban buscando, sin embargo les dice que van a los pueblos vecinos. Jesús es el rostro del Padre, vino a traer un mensaje de salvación de parte de Dios, no vino a ser idolatrado como un Mesías político o terrenal. Hoy es imprescindible que aprendamos a ser humildes, es una lección del Maestro, San Agustín decía que la humildad es el camino al cielo, tenemos que dejar de vivir de apariencias, creemos que engañamos a muchos, sin embargo el principal es uno mismo.
Siempre que Jesús oraba lo hacía en completo alejamiento de todo lo que podía impedir estar en contacto con su Padre, por eso en varios pasajes del NT lo vemos a solas siempre buscando el silencio para que Dios le hablará. El ser humano vive en un completo afán y en constante ruido, pocas veces nos detenemos a pensar como ha sido nuestra vida, como ha sido mi relación con mis hijos, padres etc. Vivimos en una completa agitación que nos mantiene separados de Dios.