«No tengo miedo y estoy preparado a ir a la cárcel porque he nacido libre y quiero morir libre».
Así habla a Tempi.it Michel Villedey, alcalde de Thorigné-d’Anjou, pequeño municipio francés de mil habitantes situado en el departamento del Maine y Loira, después de que el Tribunal Constitucional francés negara la libertad de conciencia a los alcaldes del país.
Ahora estarán obligados a celebrar los matrimonios homosexuales: la alternativa es la cárcel, una pena pecuniaria, la destitución o la suspensión del cargo.
-Señor Villedey, ¿cómo juzga usted la decisión del Tribunal Constitucional?
- Es pésima. La Constitución Francesa y la Convención Europa de los Derechos del Hombre reconocen la libertad de conciencia; por tanto, no entiendo por qué el Tribunal nos la ha negado y ha considerado no necesario incluir en la ley Taubira una clausula sobre la objeción de conciencia. Según el Tribunal, una ley de la República se debe aplicar para todos, y esto es justo, pero como había prometido también el presidente Hollande [ReL recogió aquí la promesa], debe realizarse en el respeto de la conciencia de los alcaldes.
-¿Por qué?
-Porque somos elegidos por el pueblo también en base a nuestras convicciones, y el pueblo debe ser respetado. Además, como habíamos propuesto con el Colectivo de los Alcaldes para la Infancia, también el prefecto puede celebrar los matrimonios homosexuales. Bastaría con que lo hicieran ellos. Por último, como ya he dicho, está previsto en nuestra Constitución.
- Y entonces, ¿por qué el Constitucional ha tomado una decisión distinta?
- Porque ha recibido presiones muy fuertes por parte del gobierno, del presidente Hollande, de la ministra de Justicia Christiane Taubira y del ministro de Asuntos Exteriores Manuel Valls. Su objetivo es quitarnos la libertad, pero yo he nacido libre y quiero morir libre.
- ¿Por consiguiente?
- Por consiguiente, si las personas del mismo sexo vienen a pedirme que las case, les diré que esto es contrario a mis convicciones y no lo haré.
-¿Sabe que corre el riesgo de acabar en la cárcel?
- Lo sé; si quieren meterme en la cárcel, iré. No tengo miedo.
- ¿Está perdida la batalla por la objeción de conciencia?
- No, no está perdida. Yo no creo que el gobierno quiera convertirse en sectario como parece que es ahora. Nosotros no tenemos nada contra los homosexuales: yo tengo muchos amigos homosexuales, pero no por eso los casaría. Por otra parte, los homosexuales son una minoría entre los franceses; y los que de verdad quieren casarse son sólo una pequeña minoría de la minoría. Estoy preparado para ir a la cárcel, pero me pregunto: ¿qué interés tienen en condenarme? Sería una decisión estúpida sobre la base de una ideología estúpida.
- ¿Cómo llevarán adelante esta batalla?
- La decisión ahora volverá al Consejo de Estado, que debe verificar si nuestras peticiones son legítimas. Después iremos a la Corte Suprema de Derechos Humanos. No tenemos miedo, lucharemos por nuestra libertad de pensamiento y conciencia, y no pienso que el gobierno tenga interés en transformar a Francia en un régimen terrorista e ideológico como en el pasado.
(Traducción de Helena Faccia Serrano)