La historia sacerdotal de René-Sébastien Fournié comenzó como seminarista en la Hermandad de San Pío X, luego en la Fraternidad de San Pedro, y finalmente se ordenó sacerdote en 2007 en el Instituto del Buen Pastor, una de las comunidades del entorno Ecclesia Dei y acogidas al motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI que liberalizó la misa tradicional para todo el clero.
Tras unos años de destino en Roma, el padre Fournié dejó el Instituto del Buen Pastor en 2011 y fue acogido en la diócesis de Bayona, cuyo titular, Marc Aillet, figura entre los más combativos del episcopado francés contra la ley que considera matrimonio la unión entre personas del mismo sexo.
Un polideportivo andante...
Monseñor Aillet miró el currículum de su nuevo sacerdote y se encontró un auténtico todoterreno, asiduo practicanete de esquí, esgrima y surf. Así que el obispo pensó inmediatamente en los numerosos jóvenes que en todas las épocas del año acuden a la costa vascofrancesa a cabalgar las potentes olas cantábricas, y encomendó al padre Fournié que les evangelizara.
A sus 39 años, el cura aceptó el desafío, aun admitiendo que es sólo "un principiante": "Pero practico esgrima desde que tenía siete años y la posición de los pies sobre la tabla es la misma, eso me ayudó".
Así que es frecuente verle en Biarritz enfundado en un traje de neopreno al que ha añadido un alzacuellos, para que nadie se llame a engaño: no es un "infiltrado" como Keanu Reeves en Le llaman Bodhi (1991), sino más bien un maestro para la vida, cual Gerard Butler en Persiguiendo Mavericks (2012).
...y un cura polivalente
Cuando no está a la caza de las ondas y compadreando y evangelizando a sus camaradas, don René-Sébastien viste con sotana y fajín y desempeña labores sacerdotales más comunes: es capellán y asistente del rector de la catedral de Bayona, profesor de teología en el seminario diocesano, y juez eclesiástico encargado de nulidades matrimoniales, pues durante sus años en Roma se doctoró en Derecho Canónico y en Teología.
Seguidores en misa... y en la calle
La gran cuestión es si el apostolado del mar que realiza da frutos o no. Y parece que los da y la curiosidad que suscita su persona es útil para la evangelización, según confesaba este verano a Sud-Ouest: "El diálogo comienza muy rápidamente, porque son personas con un profundo respeto por la naturaleza y por las leyes de la naturaleza. ¡Y de la naturaleza se remonta al Autor de la naturaleza!".
En algunos ha encontrado indiferencia, pero en ninguno hostilidad. Y la sotana no es, desde luego, una barrera, al revés: "Es un signo visible que me permite emprender conversaciones muy ricas con gentes que no van a la iglesia. Es todo lo contrario de un obstáculo. En Roma, donde he vivido seis años, se lleva cada vez más".
El resultado es que "varios ha venido ya a misa a la catedral e incluso me han pedido que se la diga". Y diez surfistas estuvieron con él durante las manifestaciones contra la ley Taubira (que extiende el matrimonio a personas del mismo sexo), tanto en Bayona como en París.
Así que, mientras siga logrando que algunos de sus compañeros se conviertan a la fe o la intensifiquen si la tenían algo dormida, todo apunta a que el padre Fournié continuará buscando esa Gran Ola con la que sueñan todos los surfistas. Quienes estén con él ese día tienen al menos asegurada una bendición antes de enfrentarse a ella.