CAMINEO.INFO.-
Una primera reacción ante este evangelio,
y ante tantas interpelaciones que Jesús
nos hace, es sentirnos un poco agobiados, sobrepasados. Cuando escuchamos “Si
alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus
hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser
discípulo mío”. Y después habla de la cruz: “Quien no carga con su cruz
y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío”. Y acaba exhortando a
renunciar a todo: “Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a
todos sus bienes no puede ser discípulo mío”. Impresionante la exigencia y la radicalidad.
Y lo que va repitiendo… ”no puede ser discípulo mío”.
Nos podemos sentir agobiados de que
siempre se nos esté apretando. Nosotros tenemos una tendencia a la estabilidad,
a mantener un status quo, nos cuesta el cambio, y Jesús, domingo tras domingo
nos llama, con radicalidad, a seguir avanzando. Todo esto lo sentimos aún más
si recibimos estas palabras como palabras que Jesús nos dirige a cada uno de
nosotros.
Hay quien viene a misa, pero tanto le es
lo que Jesús le diga, él seguirá haciendo lo que ha hecho siempre, pero el que
se lo toma seriamente, el que quiere vivir según la palabra, piensa: “Caramba,
Jesús siempre nos está exigiendo, exhortando, interpelando, pero… ¿cómo he de
vivir estas palabras, cómo voy a vivirlas?”
A partir de aquí tres ideas breves:
1. Jesús nos habla de esta manera, con
este contenido tan radical, porque nos ama, y desea lo mejor para nosotros. De
este amor, de este deseo, nace su predicación, su tono exhortativo y su
contenido radical.
2. Cuando
Jesús pone el listón tan arriba, hemos de intuir una cosa: lo que nos propone
es un don que recibimos de Dios. No una conquista nuestra. Por tanto, le hemos
de decir: “Jesús ayúdame a amar...” ,todo lo que nos propone, se lo pedimos a
él.
3. Lo que Jesús
hace con estas palabras no es otra cosa que concretar, en su persona, el
mandamiento más importante de la ley de Dios:
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.
Las palabras de Cristo pueden parecer exageradas, pero si
en Cristo, Dios lo da todo al hombre, no lo son. Si Cristo es el gran regalo de
Dios a la humanidad, no lo son. Si Cristo es el Camino, la Verdad, la Vida, la
Luz, no lo son.
Segunda idea: Jesús después de esta exhortación al
seguimiento radical explica dos parábolas curiosas, muy diferentes de las
habituales: uno que quiere construir una torre y la del rey que quiere ir a
combatir contra otro. Y en los dos casos habla de los medios que es necesario
tener, poner en juego, para conseguir el objetivo fijado (acabar la torre o
ganar la guerra).
Todo ello es bastante curioso. ¿Quieres
seguirme? Pues,
primero siéntate y calcula. Sí, sí calcula. No te emociones demasiado,
párate y haz recuento con realismo, mira tus medios para conseguir el objetivo,
no sea que hagas corto. Curiosas parábolas éstas... “¿No os sentaréis primero a calcular los
gastos...? Y en el segundo “¿No os sentaréis primero a deliberar...?” El riesgo en las dos parábolas es
el mismo: hacer corto.
“Si me quieres seguir, piensa, delibera
primero, qué medios tendrás que poner para poder vivir este seguimiento,
piénsalo bien, no sea que quedes corto”.
Estamos poniendo unos ciertos medios para
seguir a Jesús, pero ¿estamos, quizás, quedandonos corto?... La pregunta
duele... Sí, vamos a misa y rezamos un poco, pero ¿quizás nos estamos quedando
cortos? Es bueno que nos lo planteemos al inicio de curso.
¿Cómo sabemos si nos estamos quedando
cortos? Yo creo que uno mismo lo sabe… Sabe que Dios le pide hacer un paso más,
y él/ella se hace el remolón. Nos quedamos cortos cuando ha desaparecido el
deseo de avanzar.
Ahora diré algunos de los medios que la parroquia os
ofrece para seguir Jesucristo y no quedarse cortos:
Misa diaria (qué regalo, y qué poco lo valoramos...).
Confesión (Dios que te abraza… cómo rechazar este
abrazo).
Acompañamiento Espiritual.
Librería religiosa, facilitar la lectura espiritual.
Iglesia abierta todo el día para rezar.
Diferentes grupos formativos, ¡todos en un grupo! La fe,
solos no la podemos vivir.
Receso de Adviento, de Cuaresma,...
Ejercicios Espirituales parroquiales.
Voluntariados (Cáritas alimentos, tiendecita, curso
alpha, catequista, …).
Y cuanto más
enamorados estemos de Jesús más agradables se nos hacen estos medios... Nunca
pesados.
Prueba a hacer alguna cosa nueva... No quedarás
decepcionado...
Hagamos ahora un silencio donde preguntemos a Jesús, ¿me
estoy quedando corto?