CAMINEO.INFO.- ¿Nos encontraremos todos
nosotros en el cielo? ¿Llegaremos todos, casi todos, muchos, pocos, o muy
pocos? Estas preguntas hacen referencia a la cantidad... ¿cuántos se salvan?
¿cuántos nos salvaremos?
Hoy a Jesús le preguntan por
los “cuántos”: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?” Y él se escapa
de esta pregunta superficial y va a aquello que es esencial y responde el
“cómo”, ¿cómo salvarse? Y dice Jesús: “Esforzaos en entrar por la puerta
estrecha”.
Las palabras de Jesús tienen
fuerza, vehemencia y contenido: “Esforzaos en entrar por la puerta
estrecha”. Hoy Jesús a cada uno de nosotros nos dice: “no te preocupes si se salvan muchos o pocos, tú mira de esforzarte, de
entrar por la puerta estrecha”.
“Esforzaos” “esforzarse”. Es un
verbo que denota dinamismo; hacer cosas. Es un verbo que denota inmediatez;
ahora, y no más tarde. ¡Es un verbo que denota fuerza; no te dice camina, sinó
esfuérzate! Es un verbo que implica avanzar, moverse, esfuerzo, ponerse todo
uno en movimiento.
La imagen de la “puerta
estrecha” va en la misma sintonía de lo que hemos dicho. La puerta estrecha nos
habla de esfuerzo, de exigencia, de abnegación.
Y nosotros, ¿qué hacemos? ¿se
nos puede aplicar el verbo “esforzarse”? ¿Vamos hacia la puerta estrecha?
Llevémoslo a la oración ... “¿Jesús qué
quiere decir para mí...? ¡¡Enséñame a esforzarme!! ¿Qué me quieres decir con la
puerta estrecha...?”
¡Y no olvidemos nunca, que en las enseñanzas de Jesús hay la vida
verdadera!
Contrasta este verbo “esforzarse”
con el peligro que tantas
veces ha indicado el papa Francisco “quedarse en el sofá”.
“Pero en la vida hay otra parálisis
todavía más peligrosa y muchas veces difícil de identificar; y que nos cuesta mucho descubrir. Me gusta
llamarla la parálisis que nace cuando se confunde «felicidad» con un «sofá».
Sí, creer que para ser feliz necesitamos un buen sofá. Un sofá que nos ayude a
estar cómodos, tranquilos, bien seguros. Un sofá que nos garantiza horas de
tranquilidad para trasladarnos al mundo de los videojuegos y pasar horas frente
a la computadora. Un sofá contra todo tipo de dolores y temores. Un sofá que
nos haga quedarnos cerrados en casa, sin fatigarnos ni preocuparnos. La
«sofá-felicidad», es probablemente la parálisis silenciosa que más nos puede
perjudicar, que más puede arruinar a la juventud. Y, Padre, ¿por qué sucede
esto? Porque poco a poco, sin darnos cuenta, nos vamos quedando dormidos, nos
vamos quedando embobados y atontados”.
Identificar la felicidad con un
sofá, donde descanso, donde tengo seguridades, donde me distraigo. ¿Estamos más
cerca del sofá o del esfuerzo?
Segunda idea: Vigilemos porque
la advertencia que Jesús hace camino de Jerusalén, también nos la hace a
nosotros: “Señor, ábrenos"; y él os
replicará: “No sé quienes sois”. Entonces comenzaréis a decir. “Hemos comido y
bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. Pero él os replicará:
“No sé quiénes sois”. Alejaos de mí, malvados”.
Dice el papa Benedicto comentando este texto: “Por tanto, no bastará declararse "amigos" de Cristo,
jactándose de falsos méritos:
"Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras
plazas". La verdadera amistad con Jesús se manifiesta en el modo de vivir: se expresa con la bondad del corazón,
con la humildad,
con la mansedumbre y la misericordia,
con el amor por la justicia y la verdad,
con el compromiso sincero y honrado en favor de la paz y
la reconciliación.
Podríamos decir que este es el "carnet de
identidad" que nos distingue como sus "amigos" auténticos; es el
"pasaporte" que nos permitirá entrar en la vida eterna.” Amén.