CAMINEO.INFO.- En medio de estos días
calurosos, festivos, de relax, hoy las lecturas nos hablan de una dimensión muy
importante de la vida cristiana: la vida cristiana como combate, como lucha,
como acción.
En la primera lectura al
profeta Jeremías por cumplir con su deber de profetizar lo que el Señor le
hacía saber, lo tiran a una cisterna llena de barro. ¿Cuántas veces vosotros
por hacer lo que se ha de hacer, lo que Jesús nos ha enseñado, habéis recibido represalias? ¿Y qué?
¿Dejaremos de hacer lo que en consciencia hemos de hacer? No. ¿Dejaremos de
hacer lo que Jesús nos enseña en el evangelio? ¡No! ¿Nos pararán las
represalias? No. ¿Dejó Jeremías de profetizar lo que tenía que profetizar? No.
¡¡Gracias por ser valientes!!
¡¡Como Jeremías!! ¡¡Cómo no ser valientes, cuando seguimos a Jesús!!
San Pablo nos habla también de
esta dimensión de combate: “Jesús, que, renunciando al gozo inmediato,
soportó la cruz, soportando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del
trono de Dios”.
La felicidad pasa por saber
vivir y aceptar las cruces. En la vida hay cruces, de todo tipo. Es preciso
vivirlas en paz, y acompañados de esta presencia que hace diferentes todas las
cosas. Jesús hace nuevas todas las cosas, también las cruces.
Recuerdo una persona que me
decía: “no entiendo que me pasen ciertas cosas, que Dios permita estas
situaciones en mi vida”. Se escandalizaba de su historia. Yo le decía:
“¡Quieres una vida sin cruces! ¡Pero la vida humana no es así! Lo siento. ¡Hace
falta ser realistas! ¡Hay cruces! Y Jesús nos lo avisa, y te ayudará a vivir la
cruz. En las cruces hay una sabiduría que nos es necesario descubrir”.
San Pablo nos da una clave muy
importante para vivir las cruces: “Fijos los ojos en el que inició y
completa nuestra fe: Jesús”. Que
gran frase. ... Mirada fija en Jesús. Miremos a Jesús. En las dificultades,
miremos a Jesús. En la dudas miremos a Jesús. Cuando no sepamos qué hacer,
miremos a Jesús. En las cruces, miremos a Jesús.
Pasemos
al evangelio. Hace falta explicar un poco esto del fuego que si no, parece que
Jesús sea un pirómano. El fuego es símbolo de Dios. Moisés vio una llama en el
zarzal como primera manifestación de Dios. La columna de fuego y nube que
acompaña al pueblo de Israel en el desierto era también una manifestación de
Dios. En el Nuevo Testamento, la venida del Espíritu Santo se hace en formas de
lenguas de fuego. El fuego es símbolo de Dios.
Jesús nos dice “He venido a prender fuego en el mundo,
¡y ojalá estuviera ya ardiendo!”. Quiere que su vida, la vida divina, lo encienda todo, se
esparza... ¡Esté presente en la vida de todos!
Entremos en el corazón de Jesús y preguntémonos: ¿qué le
lleva a hablar así? Manifiesta una experiencia muy íntima de su intensísimo
deseo de que la vida de Dios llegue a todos y cuanto antes... “Prender fuego” …
”ver que todo arde ...” Jesús quiere que todos participen de la vida que él ha
venido a traer. Y él sufre cuando ve que esta vida es rechazada o aceptada
parcialmente.
¡¡Hemos de tener los mismos sentimientos de Cristo!!
¡¡Hemos de sentir lo que él siente!! ¡Entremos en el corazón de Jesús y
llenémonos de sus sentimientos! ¡De manera que como él lleguemos a ser deseosos
de encenderlo todo! ¡¡Trabajar para que todo queme!!
Un ejemplo: Dentro de un mes empiezan las inscripciones a
la catequesis. Empezad a trabajar para que los niños y niñas que os rodean de
tercero y cuarto de primaria se apunten a la catequesis de iniciación a la vida
cristiana. Encended el corazón de sus padres... Habladles, rezadlo. Estos días
he enviado más de 140 cartas para que
los niños, de diferentes edades, se apunten a la catequesis o a la kt-kolla,
rezad para que a través de estas cartas Jesús pueda tocar el corazón de los
niños y de los padres...
Para
acabar, es necesario hablar de esta división que nos ha venido a traer. Jesús
sabe que en él se encuentra la plenitud del ser humano, todo hombre que se
acerca a Cristo y se abre a su acción llega a su plenitud como persona, pero Jesús también sabe que no todos
acogerán su proyecto de vida, y esto generará divisiones entre los que le han
acogido y los que no. Por esto dice que ha venido a traer la división ... es
inevitable ... Que no nos escandalice la división por causa de Jesús. ¡¡Ya él
la anunció!!
Así que calurosos, festivos, pero también valientes como
Jeremías, viviendo las cruces con Jesús, y con el deseo de que todo arda.
¡Amén!