CAMINEO.INFO.- ¡¡Un relato impresionante!! Y cuando todo lo que
hemos leído le pasa a alguien que amas. Todavía te toca más: Jesús
traicionado..., golpeado..., escupido..., abofeteado..., burlado..., coronado
de espinas..., flagelado..., llevando él mismo la cruz... y finalmente
crucificado... ¡¡Tanto sufrimiento nos habla de su amor!!
Cuando todo esto le pasa a alguien que amamos, nos
sabe mal, nos duele profundamente...
Jesús el Hijo de Dios, muriendo en la cruz. ¡¡Qué
locura!!
¿Para qué lo hace, qué sentido tiene, finalidad?
Para salvarnos. Salvarnos del pecado. Curarnos las heridas que el pecado deja
en nosotros. Limpiarnos de lo que ensucia nuestra alma, y nos impide ser
felices. Su muerte es salvadora.
¿Por qué lo hace? Porque nos ama. Lo hace por
amor. ¡¡Qué locura de amor!!
Todos los que sois padres sabéis con qué fuerza se
ama a los hijos.
Este amor paternal/maternal, que cuida, que
protege, que se sacrifica, que se esfuerza, es una participación pequeña, muy
pequeña, del amor personal del Padre y el Hijo hacia vuestros hijos. En otras
palabras: el padre y la madre aman mucho
a los hijos, pero Dios ama mucho, mucho más.
Hace unos
días en la oración mirando mi corazón veía el gran deseo que tengo de
que los niños de la catequesis y la ktkolla se encuentren con Jesús... y Dios
me dio una luz y me dijo: “yo tengo
muchas, muchas, muchas más ganas que tu,... de que se encuentren conmigo”.
A partir de una experiencia muy cercana como es el
amor a los hijos, podemos intuir un poco cómo es este amor de Dios hacia nosotros.
¡¡Tenemos que proyectar sobre nosotros este gran
amor!! ¡¡Tenemos que hacérnoslo presente!! Tenemos que pensarlo. Por cada uno
de nosotros Jesús ha muerto. “Lo ha hecho por mí” “lo hace porque me ama”. Cuando Jesús está viviendo la pasión nos
tiene presentes en su corazón a cada uno de nosotros, ya nos conocía y ya nos
amaba.
No hay mayor experiencia humana que sentir el amor
de Dios en nosotros. Cuando se ha sentido, ya nada vuelve a ser igual ... Es
una experiencia que te cambia. Lo que queremos es que nos quieran del todo y
para siempre, y eso sólo Cristo puede hacerlo .
Nos hemos de sentir, descubrir, como un niño en
los brazos de su padre. Un niño en los brazos de su padre ¿tiene miedo? No.
¿Esta angustiado? No. ¿Le preocupa el futuro? No.
Nosotros nos hemos de descubrir como el niño que
está en brazos amorosos del padre...
Estamos en los brazos amorosos de nuestro Padre...
Y él cuida continuamente de nosotros...
No sabemos cómo irá el futuro, pero sí sabemos que
siempre podemos estar en los brazos amorosos del padre.
Cuando te lo crees… siempre alegre... Siempre
alegres por el amor que Dios nos tiene.
¿Cómo podemos sentir el amor del Padre?
En la oración, contemplándole a él en la pasión,
pidiéndole que queremos sentir su amor, en la palabra de Dios, … Quien no lo
haya sentido que venga a hablar conmigo y le doy pautas, un camino, para sentir
el amor de Dios.
Por tanto, Jesús nos ama, nosotros amamos a
Jesús... dos personas que se aman ¿qué quieren? Estar juntas... ¿cómo podemos
estar con Jesús? Oración, sacramentos, palabra de Dios.
Dice el evangelista que Pedro seguía Jesús de
lejos … “Pedro lo seguía de lejos”... ¿Qué quiere decir seguirle de lejos para
nosotros? ¿Cuándo seguimos de lejos a Jesús? Cuando no hacemos oración, o la oración
es corta e inconstante, o no voy a misa, o voy cuando me va bien, me apetece,
etc...
¿Y que ocurre cuando Pedro lo sigue de lejos?
Pedro lo niega. Si lo seguimos de lejos también nosotros lo negamos.
Acabo ya. Ahora haremos un momento de silencio
para saborear y disfrutar el amor que Dios
nos tiene … ((Así Dios nos
santifica, así nos hace santos. Cuando pensamos en el amor que él nos tiene)).