CAMINEO.INFO.-
Muy buena la idea
del papa Francisco de hacer que el III Domingo del Tiempo Ordinario fuese el
domingo de la Palabra.
Es necesario dar más
protagonismo a la Palabra de Dios. Ha estado poco presente en nuestra formación
cristiana, y ahora nos hemos de poner al día. Así haremos nuestra la respuesta
del salmo: “Tus palabras, Señor, son espíritu y vida”.
Así como el Domingo
de Resurrección me gusta hablar de los signos que hacen razonable que
Jesús resucitó, y es una homilía que voy
repitiendo. El tercer Domingo del Tiempo Ordinario, acostumbraré a hacer una
catequesis sobre la Palabra de Dios. Me parece un tema muy importante y en el
que hemos de hacer camino.
Primero hablaré de
cómo situarnos ante la Palabra, para que veamos toda su potencialidad. Y
después contestaré a una pregunta, ¿cómo sabemos que el evangelio es histórico,
dice cosas ciertas, y no inventadas?
Cinco puntos para
situarnos correctamente frente la Palabra:
1. La Palabra de
Dios hemos de entender que no es como
otro libro. Nada a ver con ningún otro libro. Tiene cubiertas, hojas,
pero nada a ver con otro libro.
2. Cada vez que lo
cogemos hemos de tener la convicción que tiene un mensaje para nosotros. Dios
nos quiere hablar a través de la Palabra.
San Jerónimo:
“La persona de Cristo es la que continúa
hablándonos hoy cuando se leen las Escrituras”.
San
Agustín: “El evangelio es la boca de Jesús”.
3. Las palabras de
Jesús tienen una densidad y una profundidad que las otras palabras no tienen.
Como decíamos en el salmo: sus palabras son espíritu y son vida. Sus palabras
comunican vida y luz. Nada a ver con las otras palabras.
4. La Palabra de
Jesús no es ahora menos eficaz de lo que lo era hace dos mil años. Sus palabras
producían efectos sobre la gente. Hoy, su Palabra continúa teniendo la misma
eficacia para producir cambios.
5. La Palabra de Dios no sólo nos ilumina, no sólo nos
exhorta, no sólo nos indica caminos, sino que es performativa. ¿Qué quiere
decir esta palabra? Quiere decir que la Palabra de “Dios realiza lo que dice”.
Porque Jesús quiere continuar su acción salvadora en
nosotros, como lo hacía hace dos mil años.
“La Palabra de Dios no sólo dice
cosas sino que las hace”. (Verbum Domini”, Benedicto XVI). Un ejemplo: si
Jesús dice “confiad en Dios, confiad
también en mí”. La lectura y la meditación de esta Palabra nos comunica la
gracia de confiar en Dios y en Jesús.
¡¡Es increíble!! Es
importante saberlo, porque entonces estamos más atentos, y nos predisponemos a
acoger las gracias que vienen de la Palabra. “¡¡La Palabra tiene
sacramentalidad, es un signo vivible de una gracia invisible!!”
La Palabra es
performativa, realiza lo que dice...
La Palabra tiene
sacramentalidad, comunica gracias...
Hoy ha dicho Jesús: “Hoy
se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Cada domingo podríamos decir
parafraseando a Jesús: “Esto que hoy hemos leído se realiza ahora y aquí”.
De nuestra actitud
ante la Palabra depende la fuerza de esta sacramentalidad y performatividad.
Por todo esto, es muy importante cuando cogemos la
Palabra no pensar: “Jesús dijo esto, Jesús hizo esto, ...”, si no Jesús me dice
esto a mí ahora y en este momento de mi vida, Jesús quiere hacer esto en mí,
ahora y en este momento de mi vida.
Por
tanto, Jesús actúa desde la Palabra. La Palabra es un espacio donde nos
encontramos realmente con Jesús y Él puede actuar en nosotros. Por la Palabra
Jesús viene a nuestro presente y actúa
en nosotros.
Segundo punto, ¿cómo
sabemos que el evangelio es histórico, dice cosas ciertas, y no inventadas?
Hay muchos signos que hacen razonable
creer que los evangelios narran hechos históricos, no queda tiempo, sólo apunto
lo que nos dice hoy Lucas. El próximo año explicaré unos cuantos más:
Dice hoy San Lucas: “Excelentísimo Teófilo: ...Yo también,
después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto
escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que
has recibido”. Los evangelistas
quieren recuperar la historia de lo que pasó.