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Es muy sorprendente el
contraste entre la primera lectura y el evangelio, cuando las dos lecturas
narran el mismo acontecimiento: la primera lectura en forma de profecía, y el
evangelio en forma de hecho histórico.
La primera lectura utiliza expresiones muy grandilocuentes: “Levántate radiante
Jerusalén, ..., las tinieblas envuelven la tierra, ..., sobre ti clarea el
Señor ... los pueblos se acercan, ... , los reyes buscan, ... cantando la
grandeza del Señor”.
En cambio el evangelio, narra el hecho con una tremenda austeridad: “entraron a
continuación en la casa, vieron el niño con María, y postrados en tierra le
presentaron sus ofrendas”.
Qué contraste!. Pero es muy fácil de explicar esta diferencia.
El profeta Isaías narra el acontecimiento teológicamente y el evangelista lo
narra históricamente. Por lo tanto, sus narraciones se iluminan mutuamente.
Aquello que empezó como una cosa aparentemente frágil y débil: una pareja con
su hijo en un establo. Aquello se convertirá en una realidad destinada a marcar
toda historia de la Humanidad. Los tres sabios representan a todos los pueblos.
Aquello que ha empezado pobre y marginal acabará siendo una luz que ilumina todo
el mundo. Allí empieza una cosa nueva, un nuevo camino, una nueva luz que hasta
hoy no se ha apagado nunca.
¿Qué es esta novedad tan radical? Dios con nosotros que viene para darnos un
corazón nuevo y eterno. Es el gran secreto de la Navidad, desconocido por
tantas personas; Dios que viene a nosotros para cambiar nuestros corazones de
piedra y darnos un corazón para poder amar como Jesucristo.
Sorprende la pobreza del nacimiento. Los sabios de oriente tuvieron que superar
el escándalo. ¡¡Esperaban un rey!!... Por eso fueron al Palacio de Herodes...
Esperaban un rey y encuentran un niño .... Sorprende tanta marginación en torno
al nacimiento de Jesús ...
Decía el Papa Benedicto en una homilía de la Epifanía “su grandeza y su poder
no se manifiestan en la lógica del mundo, sino en la lógica de un niño inerme,
cuya fuerza es sólo la del amor... “
Dios que renuncia a toda forma de posesión, de riqueza, de poder, influencias,
y que coge otro camino, el del amor, que es el único camino que puede
transformar nuestros corazones y, por lo tanto, el mundo.
Y si Dios actúa así ... ¿como tendremos que hacerlo nosotros? La manera de
hacer de Dios, de cómo se manifiesta Dios tiene que ser contemplada para que ilumine
nuestra manera de vivir.
Ayer hablaba con una chica que está en proceso de bautizarse que el inicio de
su camino fue un profesor de religión en la escuela pública, que era bueno,
paciente, que se notaba que los queria, y que se le veía apasionado por Jesús.
El papa señalaba un contraste curioso: la movilidad de los magos que vienen del
Oriente y la inmovilidad de los grandes sacerdotes y letrados del pueblo. Unos
hacen itinerario siguiendo una estrella, los otros tienen las profecías y la
Palabra de Dios en las manos y no harán caso.
El papa a partir de aquí
hace una reflexión extraordinaria, próxima, e interpeladora:
“Entonces
podemos preguntarnos: ¿cuál es la razón por la que unos ven y encuentran, y
otros no? ¿Qué es lo que abre los ojos y el corazón? ¿Qué les falta a aquellos
que permanecen indiferentes, a aquellos que indican el camino pero no se
mueven?
Podemos responder:
(mirémonos a nosotros mismos)
la
excesiva seguridad en sí mismos, la pretensión de conocer perfectamente la
realidad, la presunción de haber formulado ya un juicio definitivo sobre las
cosas hacen que su corazón se cierre y se vuelva insensible a la novedad de
Dios. Están seguros de la idea que se han hecho del mundo y ya no se dejan
conmover en lo más profundo por la aventura de un Dios que quiere encontrarse
con ellos. Ponen su confianza más en sí mismos que en él, y no creen posible
que Dios sea tan grande que pueda hacerse pequeño, que se pueda acercar
verdaderamente a nosotros.”
Palabras que nos tocan a
todos, a mí al primero. Palabras que nos retratan porque nos falta humildad
auténtica, nos falta también abrir de verdad el corazón a Jesús, nos falta ser
valientes, capaces de dejar cosas para comprar el campo, nos falta creer como
los niños ...
Pidamos al Señor ser de los que se encuentren con Jesús ...