Hoy contemplamos como María después de decir “sí” a Dios
(anunciación), dice “sí” al hermano, al necesitado (marcha a ayudar durante
tres meses a su prima Isabel). Y además lo hace inmediatamente y decididamente.
No es una casualidad que los dos “síes” estén un después del
otro. Están vinculados, relacionados. Hay una intención teológica: decir sí a
Dios te lleva al hermano. ¡Decir sí a Dios te lleva al hermano!
Cuando entras en lo orbita de Dios, cuando Dios pasa a ser
el centro de tu vida, cuando deseas hacer su voluntad. Cuando pasa todo esto te
sientes movido por dentro a hacer el bien, a acercarse al hermano, a asumir
compromisos en favor de los otros.
Decir sí es una cosa que tenemos que rezar ... “En estos momentos
Jesús muéstrame que tengo que hacer a favor de los otros...? Gesto, llamada,
obsequio, carta,
No podemos decir sí a Dios, sino decimos sí al hermano. Los
dos “síes” van ineludiblemente unidos.
¿Y si es un impresentable, un orgulloso, uno que no sabe
pedir perdón, o uno que la hecho muy gorda? También le tenemos que decir sí.
Los cristianos la única moneda que tenemos para pagar es la caridad. No tenemos
otra. El rencor, la indiferencia, la distanciación, no son monedas cristianas.
No las podemos usar.
¡¡No nos autojustifiquemos!! Siempre encontramos excusas
para seguir siendo rencorosos, indiferentes o distantes. ¡¡No vale!! ¿Qué hace
Jesús con los que lo crucifican? Intercede ante el Padre para que los perdone,
los justifica “no saben ...” ... lo hace porque los estima profundamente. Jesús
no siente rencor, ni indiferencia, ni distanciamiento. ¡Pues tú haz lo mismo!
Nuestra respuesta tiene que venir siempre de la caridad. Si
hemos dicho sí a Dios, y Dios está en nosotros, podremos decir sí al hermano,
porque nos moverá la fuerza, el amor de Dios.
¡¡Decir sí es un reto!!
¿Qué provoca este “sí” radical al hermano? Lo que provoca es
la alegría. “Mujer más alegría dar que recibir”. Qué gran intención teológica
tiene Lucas cuando detrás de los dos “síes” de María pone una escena llena de alegría:
el niño salta dentro de las entrañas de Isabel. Isabel expresa con fuerza y
emoción lo que Dios le ha revelado. Le acaba diciendo: “Feliz tú que has
creído”. Es fácil imaginar los abrazos, la alegría de sus rostros, las sonrisas
de esta escena.
Es la alegría ante las maravillas que Dios hace en nosotros
... Es una alegría que tenemos al alcance. Porque Dios tambien hace maravillas
en nosotros.
En su diálogo María e Isabel reconocen las maravillas que Dios
ha hecho en ellas ...Cuántas veces debían de rezar con esta actitud en el corazon...rememorando,
recordando las maravillas de Dios en su vida ...infinidad de veces. “El Todopoderoso
ha hecho en mí maravillas”
¿Papa Francisco ...como reza ...? entre otras cosas ... hago
una oración memoriosa. “la oración es para mí siempre una oración ‘memoriosa’, llena
de memoria, de recuerdos, incluso de memoria de mí historia o de lo que lo Señor
ha hecho en su Iglesia o en una parroquia concreta”. El papa en la oración
va repasando los diferentes momentos donde Dios ha actuado en su vida ... o en
la vida de los grupos, parroquias dónde ha estado ...
Es rezar con la vida pasada ... que te llena de esperanza
... ¡La perspectiva del tiempo nos ayuda a ver lo mucho que Dios nos da!, la multitud
de cosas que hace en nosotros ...
Es bonito rezar recordando tanta acción de Dios en nuestras
vidas. Hacer esta oración nos lleva por el camino de la esperanza en un mundo
desesperanzado.
Miremos de intensificar estos días la oración, la lectura
espiritual ... no quedaremos decepcionados ...