Tiempo de verano y un evangelio que nos
dice cosas como: “Estad preparados”,
“los encuentre en vela”, “y los encuentra así (velando), dichosos ellos”. “Lo mismo vosotros, estad preparados”.
Parece que se hayan equivocado de tiempo
litúrgico. ¡¡Esto toca en el Adviento,
no ahora!! J
Tenemos todos una tendencia a delimitar:
. en el Adviento: velar, estar atentos,
esperar.
. en la Cuaresma: conversión, cambio,
transformación.
. en
Pascua, participamos de la alegría de Cristo resucitado.
. en Pentecostés, recibimos el Espíritu
Santo.
Es pedagógico, en cada tiempo litúrgico
ponemos el foco en una dimensión de la salvación y así la profundizamos. Pero,
estamos llamados a vivir cada dimensión siempre. Ahora también es tiempo de
velar, estar atentos, de convertirnos, ..., de recibir el Espíritu Santo.
Y hoy Jesús en este evangelio nos
recuerda la importancia de estar despiertos, de estar siempre atentos, velando.
La reincidencia de Jesús en este discurso nos habla de su importancia. Es
necesaria siempre una actitud de no despistarse, de no bajar la guardia.
Cada uno sabrá qué quiere decir a once de
agosto “estar preparado “siempre en vela”. Y si no lo sabes el
camino para saberlo es muy fácil: pregúntale al Señor: “Señor, Jesús, que me
dices que esté a punto, preparado, siempre velando” ¿qué quiere decir esto,
hoy, en mi vida?, Dame la luz, la sabiduría para descubrirlo”. Y Dios habla...
Si Jesús, hoy, nos dice lo que nos ha
dicho… alguna cosa hemos de hacer, ¡no?... No puede ser que su palabra no
incida en nuestra vida.
Este mensaje del evangelio de hoy enlaza
con el inicio del evangelio que nos habla de un tesoro. “Porque donde está
vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón”.
Por tanto, me pregunto: ¿dónde tengo el
corazón?, porque si descubro donde tengo el corazón, descubriré mi tesoro… Hagamos en la oración este
ejercicio: preguntémonos, ¿dónde tengo el corazón? Dos opciones: a) lo tengo en
Jesús, ¡¡fantástico!! b) cuando busco dónde tengo el corazón, Jesús no aparece:
aparece la familia, los viajes, la casa, cosas materiales, el perro, la vecina,
pero Jesús no aparece... De aquí nace la llamada que después nos hace
Jesús: “estad preparados”, “siempre en vela”, estad despiertos, atentos,
velando, con una actitud de no despistarse, de no bajar la guardia.
Es tan fácil despistarse en les coses de
Dios. Tan fácil... Todo y yendo a misa, todo y rezar cada día, … es tan fácil
despistarse, y más en verano...
Y un día se nos pedirán cuentas del
estilo de vida que hemos llevado, y no sabemos qué día. “Lo mismo vosotros,
estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.
Y nos preguntará: ¿has sido un administrador fiel y solícito?
Acabo ya, este camino de velar, de no
despistarse, de estar a punto, nos conecta con el verdadero tesoro de nuestra vida, Jesús, y nos da la felicidad.
Por esto, Jesús nos dice hoy: “Dichosos los criados a quienes el señor, al
llegar, los encuentre en vela”.