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Domingo XVII del Tiempo Ordinario

Sun, 28 Jul 2019 10:47:00
 

CAMINEO.INFO.-

Qué gran catequesis recibimos hoy de Jesús sobre la oración de petición... pero, antes un punto muy importante.

 

Lo primero que contemplamos es Jesús rezando. “Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar”. Constato un hecho: De lo que nos quedamos de Jesús es sobre todo lo que hace. Hace muchas cosas: llama a los doce, hace camino con ellos, curaciones, milagros de toda clase, va a las sinagogas, por los pueblecitos, primero,  a Galilea, después camino de Jerusalén; finalmente, la pasión y muerte y las apariciones del resucitado; a parte de todo lo que hace, todo lo que dice (enseñanzas de todo tipo, sermón de la montaña, controversias con fariseos, la llamada a seguirle, etc...), y pienso que todo lo que hace y lo que dice puede tapar una cosa que Jesús hacía mucho, pero, que está dicho en dos palabras... Jesús rezaba... “Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar”, pero, después nos centramos en todo lo que dice y hace después... No en aquella línea que explica que estaba rezando... Y así en muchos casos...

 

Pensadlo: cuando pensamos en Jesús nos lo imaginamos haciendo cosas y diciendo cosas, más que rezando…

 

En cambio hay sesenta y tres escenas donde Jesús reza o enseña a rezar. Jesús rezaba. Es quizás, el mejor testimonio que nos pudo dejar de cara a motivarnos por la oración... ¡¡Jesús rezaba y mucho!! No sólo rezaba, sino que hablaba de la oración y exhortaba a rezar...

 

Cuando encontramos escenas donde se nos dice que Jesús estuvo orando toda la noche, o que estaba orando de madrugada, o orando antes de tomar decisiones importantes, contemplémoslo. Imaginémoslo rezando, pasando horas y horas en oración. De tanto verlo rezar al final, los  discípulos le dicen lo que hoy hemos oído: Señor, enséñanos a orar”. También nosotros viéndolo rezar le acabaremos pidiendo lo mismo.

 

Destaco un hecho significativo: ¡¡no les enseña Jesús a rezar ya de entrada!! Primero quiere que lo vean a él orando. Antes de enseñar a rezar lo han visto rezar un montón de veces. Antes de que los padres enseñen a rezar a los hijos, quizás, los hijos han de ver rezar a los padres.

He empezado diciendo que Jesús nos hacía hoy una catequesis sobre la oración de petición. Donde no sólo nos anima a hacer la oración de petición, sino, a confiar en esta petición:

 

1.     Jesús nos enseña el padrenuestro, que en esta versión sólo tiene cinco peticiones. La gran oración que Jesús enseña, es una oración de petición. El mensaje es clarísimo: hemos de hacer oración de petición.

 

       Es lo que decía el salmista desde el fondo de su corazón: “Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste”.

 

2.    Después explica la parábola del amigo inoportuno, a quien se le da lo que pide, a pesar de ser inoportuno. Es una invitación a confiar en la oración de petición.

 

Aquí se podría acabar la catequesis, y ya sería mucho lo que Jesús nos habría dicho, pero, él quiere clarificar aún más este tema:

 

3.    Jesús exhorta a pedir: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre”. Es impresionante este “quien. Todo aquel que pide recibe. Lo que está asegurado es que Dios da, cómo dudarlo después de estas palabras.

 

       “Quien pide recibe”: “¡¡Pero, yo pido y no recibo!! ¿Qué pasa aquí?” Lo que pasa es que no dice cuando lo recibirás. Lo que pasa es que no dice lo qué recibiremos, ni cómo lo recibiremos. La mayor parte de las veces no recibiremos aquello que pedimos.

 

       Ejemplo: el abuelo enferma, rezamos para que se cure y se muere. ¿Qué ha pasado? ¿¿Dios no ha escuchado??... ¿Dios pasa de nosotros? “Quien pide recibe”. Recibes la gracia de vivir la partida del abuelo con esperanza, con paz, unido a Jesús resucitado.

 

       Ni recibimos inmediatamente, ni recibimos aquello que pedimos, la mayor parte de las veces.

 

La catequesis de Jesús acaba con una nueva invitación a la confianza: “¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide un pez, le dará una serpiente?”. Y llega a explicitar lo qué hemos de pedir: “...vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden”.

Resumiendo: Jesús motiva mucho la oración de petición. Invita a confiar mucho en la oración de petición. Y nos indica lo que hemos de pedir: el Espíritu Santo, que es el bien fundamental, la raíz de todo otro bien que el hombre puede desear legítimamente. Si tenemos el Espíritu Santo lo tenemos todo.

 

Acabo ya: Cuando pidáis por vosotros, por los hijos, los nietos, lo mejor a pedir es el Espíritu Santo. La gran petición del cristiano es la invocación del Espíritu Santo. Pedir que entre en sus vidas, es pedir su conversión. Hay muchas conversiones. Tened la seguridad que si la pedís para un familiar la obtendréis. Recemos mucho por las conversiones. Amén.









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