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Acaba el evangelio
de hoy diciendo: “Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con
gran alegría”. Nos interesa poner el foco en esta “gran alegría”.
Nos interesa mirar de entrar en el corazón de los apóstoles para alcanzar esta
alegría inmensa. Y, entonces, hacerla nuestra. Todos queremos más alegría…
cinco motivos de alegría… cinco
1. Están “con
gran alegría”, porque saben que aquello que contemplan no es el final de
nada, sino el principio de todo. ¡¡Qué grande la historia que con ellos está a
punto de comenzar!! Os imagináis lo que debía haber en sus corazones en aquellos momentos… hemos de
hacer nuestra aquella novedad...¡Entremos en sus corazones!
2. Están “con
gran alegría”, porque saben que aquello no es una despedida de Jesús, sino
el inicio de una nueva presencia. Ven como marcha, pero tienen muy presente las
palabras de Jesús: “Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del
mundo”. Hemos de hacer nuestra esta experiencia. A él no le vemos... pero
él está... Físicamente ya no está con nosotros, pero su presencia continúa.
Este viernes con los
niños de la kt-kolla 3 trabajaba la idea de sacramento y Iglesia. Les leí un
texto donde Jesús dice a un paralítico “Tus pecados te son perdonados”.
Y yo les decía: “¡¡injusticia!! Y a mí quién me perdona los pecados… qué suerte
estas personas que recibieron de Jesús la salvación, pero, y nosotros qué... Él
ya no está”... Después de un poco de diálogo salía la conclusión... no hay
injusticia porque Jesús continúa actuando exactamente igual ahora que hace dos
mil años a través de los sacramentos.
Ésta ha de ser
nuestra experiencia: ¡¡Jesús está!! ¡¡Está vivo!! ¡¡Está presente!! Dispuesto a
bendecir, a iluminar, a conducir...
3. Están “con
gran alegría”, porque tienen clara su misión: “en su nombre se predicará
la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos”. Tener una
misión da alegría. ¡¡Saber que nuestra vida tiene una misión, un encargo dado
por Dios, le da contenido, consistencia, sentido!! ¡Tener una misión da
alegría!
Hagamos nuestra su
experiencia... También nosotros tenemos una misión...
Aquello que Jesús
dice a sus discípulos nos lo dice a nosotros: hoy nos envía a predicar la
conversión, el perdón de los pecados. ¿Qué quiere decir...?
¡Quiere decir:
predicar que es posible cambiar de vida! (¡qué bonito!).
Predicar que puedes
empezar de nuevo, que los errores anteriores pueden quedar sepultados bajo la
misericordia de Dios.
Quiere decir que
siempre puedes reiniciar la historia de tu vida.
Quiere decir que hay
en las manos de Dios una vida nueva que nos espera...
Qué contenido tan
bonito el de nuestra predicación...
4. Están “con
gran alegría” porque la Ascensión de Jesús al cielo ilumina el término
donde se encaminan nuestros pasos. Jesús
marcha hacia la casa del Padre, como el primero de una multitud de creyentes que le seguirán en este camino: ¡la muerte ha sido
vencida! Si nos hacemos presente la realidad hacia donde caminamos, nos
llenaremos de alegría.
5. Y acabo ya, están
“con gran alegría” porque han recibido la promesa de un don, el Espíritu
Santo, que los hará testimonios del Cristo, “revestidos de la fuerza de lo
alto”. También a nosotros se nos promete este Espíritu... que quiere hacer
también maravillas en nuestra vida...
Resumiendo: “con
gran alegría”: ( y nosotros también)
. porque no es el
final de nada, sino el inicio de la historia más épica que se pueda imaginar.
. Jesús comienza a
hacerse presente de una nueva manera.
. Tienen clara su
misión, ¡y qué misión!
. La Ascensión nos ilumina el término de
nuestro peregrinaje, somos peregrinos.
. porque están a la espera de recibir el
Espíritu Santo.
¡¡Qué grandísima
fuerza tiene todo esto!! Qué son
nuestros problemas, preocupaciones, inquietudes ante esto... A más vida
espiritual más paz, a más vida espiritual
más alegría inmensa...
Domingo que viene Solemnidad de Pentecostés: Se cumplen
las palabras que Jesús nos decía en la primera lectura: “dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con
Espíritu Santo”. “Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis
fuerza para ser mis testigos”. Esta semana recemos mucho pidiendo el
don del Espíritu Santo. Excitemos en nosotros el hambre y sed de Espíritu
Santo. Empecémoslo a pedir ya ahora...