CAMINEO.INFO.- Es tan grande el
acontecimiento que acabamos de contemplar que se nos escapa. ¡Es tan bestia lo
que pasa en la pasión! El Hijo de Dios crucificado, muriendo en cruz. ¡Dios en
la cruz!
No lo pillamos, yo el
primero. Pillamos un uno por ciento de lo que significa, de lo que está
pasando... Ante la cruz nos hemos de sentir pequeños, niños, pobres, que miran
sin acabar de entender.
En esta Semana Santa os
propongo dos cosas:
1. Pedir la gracia, la luz, la sabiduría, para entender
un poco mejor el misterio de la cruz, para captarlo, para conectarlo a nuestra
vida. Pedir la gracia de llorar ante la cruz.
2. La segunda propuesta es
que contemplemos la pasión, que contemplemos la belleza de Jesús crucificado,
una belleza que cambia nuestra vida. Hagámoslo leyendo el evangelio, o un Vía
Crucis, y con una imagen de Jesús crucificado...
Decía Urs Von Balthasar, gran
teólogo del siglo XX: “La belleza salvará
el mundo”. Cada vez veo más claro que es así. Nuestra sociedad consumista,
materialista, egoísta, individualista, relativista, no la salvará hablar de la
ley de Dios, ni de las obligaciones morales, ni poniendo a la gente delante de
su incoherencia. La salvará la belleza de la Cruz...
Ahora haré mención de algunos
de los elementos de esta belleza que podríamos contemplar durante la Semana
Santa:
Cómo no quedar seducidos por
la belleza de un Dios que ama hasta el extremo, hasta dar la vida. Cómo no quedar seducidos ante un
Dios que ha querido manifestar su amor de la manera más clara y palpable
posible.
Ejemplo: un chico coge el
metro, veinticinco minutos de metro, a la salida espera a su novia, para
acompañarla siete minutos en el trayecto que a pie hace del metro a su casa.
Está de exámenes y no hay tiempo para más. ¡¡El chico marcha contento!! ¿Por
los siete minutos que ha pasado con ella? ¡¡No!! Marcha contento porque ha
podido manifestar su amor. Ha perdido una hora y media de su tiempo para estar
siete minutos con la novia. Ha manifestado su amor claramente...
Jesús con la muerte en cruz
ha querido manifestar su amor de una
manera clarísima, incontestable. No podía hacer nada más grande, ni más claro.
No podemos dudar de este amor. Cómo no quedar seducidos por un amor tan palpablemente
manifestado...
Cómo no quedar seducidos por
la expresión “por nosotros”. Ha muerto por nosotros, por cada uno de nosotros.
La pasión de Cristo nos resulta ajena a nosotros mientras no penetremos en ella
a través de la puerta estrecha del “por nosotros”. Sólo entenderemos la pasión
si aceptamos que es por nosotros.
Seguimos contemplando. Cómo
no quedar seducidos por la belleza del Cristo perdonando a sus verdugos. Jesús
perdonando a aquellos que le están pegando, escupiendo, flagelando,
crucificando...
Todos hemos hecho experiencia
de lo que nos cuesta perdonar... Cómo no quedar seducidos delante de uno que
dice desde la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”...
Cuando contempléis la pasión
descubriréis muchos más aspectos que manifestarán la belleza de la cruz.
Esta belleza que contemplamos
se traduce en la belleza de vidas cristificadas. La belleza de Cristo produce
belleza en nuestras vidas. Yo aquí en Parets veo mucha belleza:
La belleza de los que hace
poco se han encontrado con Cristo y viven la vida de otra manera...
La belleza de los que buscan,
que no se conforman, que vehiculan sus
inquietudes...
La belleza de los motivados
para llevar a término un Curso alpha...
La belleza de los que quieren
avanzar aún más, van a misa, rezan, están implicados, pero sienten que aman
poco y quieren ir más lejos...
Cuánta belleza si sabemos
mirar...
En estos días sintámonos
pequeños ante la cruz. No sé quién decía que “Los hombres raramente aprenden lo que ya creen saber”. Que no nos
pase a nosotros… Pongámonos ante la cruz como el que no sabe, como el pobre,
como el que no tiene nada, y desea ser llenado.
Descubramos la belleza de Cristo y que esta
ilumine nuestras vidas. Amén.