Tres lecturas muy ricas. Una idea, una
gracia, de cada
lectura.
Primera lectura: Cuando el Señor está en
nosotros fijaros en qué nos convertimos: “En plaza fuerte, en columna de
hierro, en muralla de bronce”. Vale la pena imaginárselo. “Frente a todo el país,
frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del
campo”. ¡Con el Señor todo lo podemos!.
Esto nos ha de dar mucha confianza, mucha
paz... Venga lo que venga, con él lo podré. Con el Señor todo lo puedo.
No es una autosugestión nuestra. Es Dios
quien nos dice hoy, a cada uno de nosotros: “Hoy hago de ti una ciudad inexpugnable...”. Por esto, todo lo
puedo, porque Él me da la gracia.
La enfermedad, con él, puedo vivirla con
alegría y paz.
Las dificultades matrimoniales, con él
sabemos que nos dará la luz y la sabiduría para tirar adelante.
La incapacidad de perdonar, el rencor, con
él sabemos que el perdón se abrirá paso...
¡Con el Señor todo lo podemos! “Plaza
fuerte, columna de hierro, muralla de bronce...”
Segunda lectura: Dice San Pablo: “Ya podría
yo hablar las lenguas de los hombres y de los
ángeles; ...ya podría tener el don de profecía… podría tener fe como para mover
montañas; …podría repartir en limosnas todo lo que tengo… si no tengo amor, de
nada me sirve”. Se puede decir más fuerte, pero, no más claro. Lo que es importante
no es lo que hacemos... sino el amor que ponemos en aquello que hacemos.
Sacerdote, no se trata de tener la
parroquia perfectamente organizada, se trata de hacerlo por amor y amando.
Padres y madres, no se trata de que los
niños vayan a la escuela, hagan los deberes, y aprendan buenos hábitos, sino
que se trata de hacerlo por amor y amando.
Abuelos, no se trata de ayudar mucho a los
hijos con los nietos, sino de hacerlo por amor, y amando.
“Si no tengo amor, de nada me sirve”, dice
San Pablo.
Se trata de ser paciente, bondadoso,
humilde, generoso, y serlo con alegría. Hacerlo, y
hacerlo amando.
Decía la Beata Madre Teresa de Calcuta: “No
estoy
completamente segura de cómo será el cielo,
pero sí sé que cuando muramos y llegue la hora de que Dios nos juzgue, él NO
preguntará, ¿Cuántas cosas buenas has hecho en tu vida?, más bien preguntará,
¿Cuánto AMOR pusiste en lo que hiciste?”. “En esta vida no podemos hacer
grandes cosas. Sólo podemos hacer pequeñas cosas con un gran cariño.”
Tercera gracia. Contemplábamos domingo
pasado como Jesús se presentaba como el Mesías utilizando la profecía del
profeta Isaías (“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido… para
anunciar el evangelio...”). Y hoy contemplamos cómo después de
sentirlo lo rechazamos: sus palabras causan
extrañeza y acaban diciendo: “¿No es éste el hijo de José?”.
Es la primera escena en el evangelio de
Lucas donde Jesús es rechazado. Por tanto, tiene un
contenido pedagógico importante. Jesús aprovecha este
rechazo para anunciar que será rechazado por el pueblo de Israel. Y después pondrá el ejemplo de dos
profetas, Elías y Eliseo, que han tenido que actuar fuera del pueblo de Israel
porque el pueblo de Israel los rechazaba.
Las palabras de Jesús les recordará que el
pueblo de Israel casi siempre ha rechazado a todos
los profetas, y esto provoca una gran indignación, hasta el punto de querer
despeñarlo.
Jesús viene a decir: “Estáis haciendo
conmigo lo que habéis hecho con tantos profetas a lo largo de los siglos...”.
Por tanto, la película de los acontecimientos
es muy clara:
• Jesús se presenta como profeta
• Jesús es rechazado
• Jesús dice que otros profetas ya han sido
rechazados.
• La gente se indigna y lo quiere matar.
Es una escena fuerte. Jesús rechazado es
una imagen impresionante.
Lo quieren tirar por el precipicio … Viendo esta escena hemos de pedir que no
lo rechacemos nosotros, que lo aceptemos totalmente … que nos de luz y
sabiduría para no rechazarlo nunca .. Amen …