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Cada año nos tenemos que quedar sorprendidos y maravillados ante este
misterio del Corpus Christi. ¡¡Alucinados!! Vamos a explicar sus orígenes…La
fiesta nació en Bélgica en el siglo XIII. Los primeros en adoptarla fueron los
conventos benedictinos. Y el Papa Urbano IV, el año 1264, la extendió a toda la Iglesia.
¿Por qué esta fiesta? Si ya tenían el jueves santo, que nos recuerda la
institución de la eucaristía, si cada domingo ya celebraban la eucaristía. ¿Por
qué se inventan una nueva fiesta, donde el objeto de la fiesta no era un
acontecimiento de la vida de Jesús sino una verdad de fe: la presencia real de
Jesucristo en la eucaristía? ¿Por qué? Esta fiesta responde a una doble
necesidad que ellos tenían y que nosotros y los cristianos de todos los tiempos
han tenido; por un lado, la necesidad de proclamar de una manera muy solemne la
presencia real de Jesucristo en la eucaristía. Y por otro lado, evitar el
peligro de acostumbrarnos a esta presencia y que deje de ser significativa para
nuestras vidas.
Esta fiesta quiere que volvamos a quedar asombrados y maravillados ante tan
gran misterio.
San Tomás de Aquino, y es un santo de primera división, de champions leage,
dice que la eucaristía “Fue el más grande
de los milagros que él (Jesús) hizo”. El milagro más grande: la eucaristía.
¡¡Tendríamos que venir temblando a comulgar!! ¡Temblando de emoción! ¡¡¡Recibir
a Dios, unirnos a Dios!!!
Uno que no se acostumbró a la eucaristía y habla siempre
de ella profundamente conmovido fue san Francisco de Asís. : «Que tema la humanidad, que tiemble el
universo entero, y el cielo exulte, cuando en el altar, en las manos del
sacerdote, está el Cristo Hijo de Dios vivo... ¡Oh admirable elevación y
designación asombrosa! ¡Oh humildad sublime! ¡Oh sublimidad humilde, que el
Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, tanto se humille como para esconderse
bajo poca apariencia de pan!».
¿Nos hemos acostumbrado demasiado a la eucaristía? ¿Es significativa para
nuestras vidas? ¿Ocupa el lugar que ha de ocupar? ¿Venimos porque es
obligatoria o venimos movidos por el amor? Imaginad que una madre dice al hijo “hijo dame un beso... y el niño pregunta... ¿es
obligatorio?”, ..., ... ¿No tendríamos que empezar a ir más allá de las
cosas obligatorias y hacer las cosas por amor?
Una de las cosas que
más me impresionan de la historia de la Iglesia es su fidelidad a la
eucaristía. Nunca hemos dejado de celebrar la eucaristía. A pesar de todos los
avatares vividos, de circunstancias históricas complicadísimas, allí donde
había cristianos se celebraba la eucaristía...
Durante dos mil
años, cristianos de todas las épocas han arriesgado sus vidas para participar
de la eucaristía:
• Lo veíamos en los
cristianos de los primeros siglos que ponían en riesgo sus vidas al asistir a
las reuniones secretas en las que se celebraba la eucaristía.
Recordemos la historia de aquellos cuarenta y nueve cristianos de Abitinia (Túnez) que, en el
siglo IV, fueron sorprendidos mientras celebraban la Eucaristía en casa de
Octavio Félix, desafiando la prohibición imperial. Detenidos y torturados
cruelmente por este motivo, murieron mártires.
El procónsul Anulino les preguntó por qué habían actuado en
contra de la ley vigente si sabían que... Uno de aquellos cristianos, Emérito, le
contestó: “Porque sin el domingo no podemos vivir”.
• En tiempos de
Enrique VIII cuando se prohibió el culto católico los sacerdotes celebraban
misa sabiendo que si eran descubiertos se exponían al martirio. Muchos murieron
por ello.
• Unos esquimales
que recibían la visita de un sacerdote una vez al año, el resto del año rezaban
delante del corporal, donde Jesús se
había hecho presente…
• O el Cardenal
Nguyen van Thuan, que estuvo trece años en la cárcel de Vietnam, nueve de ellos
incomunicado, y que celebraba la eucaristía con la palma de la mano como cáliz,
con tres gotas de vino y una de agua.
Son estos algunos
ejemplos de la importancia de la eucaristía para los cristianos de todos los
tiempos. Sin eucaristía no hay Iglesia, sin eucaristía no podemos seguir a
Jesús. ¿Como la vivimos nosotros?
3) Una última idea:
la Iglesia desde sus más tiernos inicios, ya en los Hechos de los Apóstoles, ha
realizado una vinculación muy estrecha entre la eucaristía y los pobres –por
eso hoy hacemos la colecta a favor de Cáritas-. ¿Por qué? La
eucaristía nos llena del amor de Dios, que nos lleva a amar a todos,
especialmente los más necesitados. No podemos
unirnos a Cristo cada domingo y ser indiferentes a los necesitados... no ha de
ser así...