¡¡Impresionante todo lo que
hemos escuchado!! Todo el cristianismo, toda nuestra fe, todo lo que Jesús nos
ha enseñado, está condensado en esta imagen: Jesús crucificado. Él es la
culminación de toda la revelación de Dios. No hay ninguna imagen, ningún icono,
ningún símbolo, que hable tanto como el de Jesús crucificado.
Si a un niño le decimos que
dibuje el amor seguramente nos dibujará un corazón. Si a un niño cristiano, de
familia cristiana, en estos días, le decimos que nos dibuje el amor sería muy
bonito que nos dibujara a Jesús crucificado.
En esta imagen está el núcleo
de nuestra fe. ¿Y cuál es el núcleo de nuestra fe? “Jesús te ama, Jesús ha
muerto por ti, y Jesús te salva”.
“Jesús te ama”.
La pasión de Jesús es un
grito: “te amo”, y además el suyo es un amor hasta el extremo. Leíamos en el
evangelio: “Viendo Jesús que llegaba su hora… habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. (Jn 13). El amor de Jesús
no es a medias... es amor hasta el
extremo... Cuánto bien nos hace nuestra
plegaria personal escuchar estas palabras de Jesús: “te amo” “te amo hasta el
extremo, totalmente, más de lo que te puedas llegar a imaginar”. Cuánto bien
nos hace hacernos presente su amor.
¡¡Jesús te ama, qué potente,
si lo vivimos!!
La segunda parte del núcleo
de nuestra fe: “Jesús ha muerto por ti”.
Jesús en la cruz nos tenía
presentes a todos: a ti, y a ti, y a ti.
¡Cuando daba la vida te tenía presente! ¡Es muy fuerte! De tota la pasión lo
que más nos tendría que impresionar, lo que más tendría que impactar, es esto:
Jesús lo hace por mi, por cada uno de nosotros. Es un gran misterio pero es
así: cuando Jesús sufría la pasión nos
tenía presente en su corazón. ¡¡Qué gran misterio!! ¿Cómo puede ser humanamente
hablando? no lo podemos entender. Pero como Jesús es Dios sabemos que es así.
“Por mi” “lo ha hecho por mi”
¡Jesús ha muerto por mi! ¡Qué
potente si lo vivimos!
Y la tercera parte del núcleo
de nuestra fe es: “Jesús te salva”.
Jesús nos salva del pecado,
de aquello que nos hace esclavos. Para ilustrarlo, las palabras del profeta
Isaías: “Sin embargo, él ha llevado nuestras enfermedades, con nuestros
dolores se ha cargado, … aplastado por nuestras iniquidades; el castigo que nos
reporta la paz ha caído sobre él y por sus contusiones tenemos curación. Dios
ha hecho recaer sobre él la culpa de todos nosotros. Maltratado, él se doblega
y no abre su boca; … por su conocimiento, mi servidor justo justificará a las
multitudes y cargará sobre si las faltas de ellos. … portando los pecados de
las multitudes e intercediendo por los transgresores”. (Is 53).
¡Impresionante!
Jesús nos salva cargándose
encima suyo nuestro pecado. Jesús nos salva dándonos ejemplo de qué es amar de
verdad. Jesús nos salva dándonos su Espíritu, para poder amar como él.
¡¡Jesús te salva!! ¡¡Qué
potente si lo vivimos!!
Experimentar que Jesús te
ama, te cambia la vida, experimentar que Jesús ha muerto por ti, te cambia la
vida. Experimentar que Jesús te salva de tu pecado, te cambia la vida.
Ante el núcleo de la fe:
“Jesús te ama, Jesús ha muerto por ti y Jesús te salva” quizás alguien
piense... ¡pero mosén esto ya lo sabemos! Aquí está el problema, que saberlo no
sirve de nada. No se trata de saberlo sinó de hacer experiencia, de sentirlo en
el corazón. Las ideas han de bajar de la cabeza al corazón. Lo que está en la
cabeza no está en el corazón de manera automática.
He ido diciendo:
¡¡Jesús te ama!! Qué potente si lo vivimos...
¡¡Jesús ha muerto por ti!! Qué potente si lo vivimos...
¡¡Jesús te salva!! Qué potente si lo vivimos...
¿Y cómo lo podemos vivir...?
¿Cómo lo pasamos de la cabeza al corazón?
Intuimos que es necesario
hacer alguna cosa... ¿qué podemos hacer para avanzar en este camino de fe?
Tres propuestas al alcance de
todos:
1. Ven a todos los actos de
la Semana Santa. Horarios.
2. Lee el evangelio: Jesús te
habla.
3. Mi puerta está abierta
para ayudar a quien quiera a hacer este camino de descubrimiento. Horario
despacho.
No sé qué… pero haz alguna
cosa. Son días para reavivar nuestra fe. No hay ninguna experiencia tan
transformante como descubrir que Jesús te ama, Jesús ha muerto por ti y Jesús
te salva.
El papa Francisco expresó
este núcleo de la fe a Evangelii Gaudium con estas palabras: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte,
y ahora vive a tu lado cada día, para iluminarte, par fortalecerte, para
liberarte». Que así sea...