¿Qué matrimonio no recuerda el día que se
conocieron? ¿Qué sacerdote, religioso o religiosa no recuerda el momento de la
llamada?
Dice Juan relatando
su encuentro con el Señor: “Serían las cuatro de la tarde”. ¡Qué bonito,
muchos años después, Juan tiene vivo el recuerdo de aquella tarde!
Aquella tarde marca
su vida. Nada sería igual para Juan a partir de aquella tarde. Juan se
encuentra con Jesús, el Señor, y esto da un nuevo horizonte a su vida.
¿Qué encontraron aquella tarde? Jesús no les ofrece
riquezas, no les ofrece poder, no les ofrece éxitos humanos. ¿Qué encontraron?
¡Encontraron Jesús!! Se encontraron con
su persona, su mirada, su enseñanza, una enseñanza nueva, que da luz. Se
encuentran con una persona cercana, afable, amable...
El seguimiento que
harán los discípulos se fundamenta en una experiencia de encuentro con el
Señor, no en una doctrina, ni un consejo moral, ni unos mandamientos a seguir,
sino una experiencia de relación con una persona. Es muy importante esto: esta relación con Jesús será la que fundamente su seguimiento.
Si miramos nuestra
vida vemos, en general, que éste no ha sido nuestro proceso. A nosotros nos
enseñaron:
. El
catecismo (ir a doctrina, os decían)
. Ir
a misa
. Ser
buenos
Éste es nuestro ADN
católico. ADN es aquello que hace que seamos lo que somos. Nuestro ADN católico
es saber algunas cosas de Dios, ir a misa los domingos e intentar ser buenos.
Pero no nos
hablaron, nada de nada, de encontrarse con Cristo, de establecer con él una
relación personal, de hacer experiencia de Dios, de que Dios era Amor y quería
nuestro bien.
Por tanto, tenemos
un ADN que no acaba de funcionar...
Y de este problema
se han dado cuenta perfectamente los tres últimos Papas. Una frase de cada uno,
dichas en momentos muy significativos:
San Juan Pablo II,
el día de su elección: “¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!”.
Benedicto XVI, en el
primer número de su primera encíclica Deus Caritas Est: “No se empieza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea,
sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y, con esto, una orientación decisiva”.
El Papa Francisco en su primer documento importante, Evangelii Gaudium,
dice: “Invito a cada cristiano, en
cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su
encuentro personal con Jesucristo”. ((Hasta el Papa pone palabras al que
tendría que ser el inicio de este encuentro)): “Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí
estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de
nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores”.
Juan y Andrés
vivieron aquella tarde un encuentro con Jesús que cambió su vida. A partir de aquí
dos propuestas concretas:
1. ¡Revisémonos!
¿Podemos decir que hemos hecho esta experiencia viva de encuentro con el Señor?
En nuestra oración personal tengamos la
humildad de preguntar al Señor: “¿Nos hemos encontrado?, “Hablad, que vuestro siervo os escucha”, y
hacemos silencio... y lo volvemos a repetir “¿nos hemos encontrado...?” De esto
trata la vida cristiana: de escuchar a Dios y de seguir sus indicaciones.
Tendríamos que decir muchas veces: “Hablad, que
vuestro siervo os escucha”... detrás de esta
frase/oración hay
. Un fiel abierto a
Dios.
. Un fiel que está
en actitud de escuchar.
. Un Dios que habla,
que se comunica.
Propuesta 1: “¿nos
hemos encontrado?...
2. Si la respuesta es “no”, tranquilo, ¡ya sabes
que has de hacer! ¡¡Acoge la invitación que Jesús nos hace hoy a todos!! Hoy
Jesús te dice: “Ven y lo verás”. No
rechacemos su invitación. Él también quiere pasar la tarde contigo...
Pienso que a
nuestro cristianismo le falta experiencia de encuentro con Jesús... Sí que hay
misas, y oraciones, y buen comportamiento, pero nos falta el encuentro.
Pensemos como vivir este encuentro esta semana...