Cuando se nos habla de Cristo Rey, lo primero que nos viene
a la cabeza, me parece, es la dimensión política e institucional del término
“Rey”.
Pero, Jesús quiere huir de esta comprensión. Él mismo, dice
hoy: “Mi reino no es de este mundo”. Y
para alejarnos aún más de esta comprensión equivocada de su realeza, hoy la liturgia
nos presenta una escena de la pasión de Jesús, el diálogo con Pilatos. La
concepción de rey que tenemos (política e institucional) y la pasión, no concuerdan
por ninguna parte.
Pero, la verdad es que nos cuesta abandonar esta
concepción de la palabra “Rey”. Pongo un ejemplo: a la iconografía cristiana le
ha gustado representar a Cristo Rey con una corona de oro y diamantes, con un
cetro de oro, con unos grandes vestidos, y sentado en un trono. Pero, ¿no ha
dicho Jesús que su realeza no es de este mundo? Y si no es de este mundo, ¿por
qué la representamos con las categorías que el mundo utiliza? Poned en Google
“Cristo rey”, “imágenes”, y ya veréis qué sale...
Parece una anécdota pero no lo es. La imagen que tenemos
de “rey” afecta, implica, para la Iglesia y para nosotros una manera de estar
en el mundo, una manera de ser.
Me explico: Si nuestro rey es un rey de poder, de
control, de influencia. Entonces, esto nos pide como Iglesia estar en el mundo
de una determinada manera. Y buscaremos el control, el poder, la influencia.
Pero si nuestro rey es un rey crucificado, humilde y misericordioso. Entonces, esto
nos pide como Iglesia estar en el mundo
de una determinada manera. Y buscaremos
para acercarnos al mundo, el camino de la misericordia y la humildad.
¿Qué cautiva más una Iglesia poderosa o una Iglesia humilde?
¿Qué evangeliza, que atrae más, una Iglesia poderosa o una Iglesia humilde?
Hemos de rezar mucho para que la Iglesia sea más humilde y
más misericordiosa, que se impregne de la verdadera realeza de Jesús, que se
manifiesta en la pasión como en ningún otro lugar. Tener un rey limpia los pies
a sus discípulos, que acabará muriendo desnudo en la cruz y perdonando, ha de
tener repercusiones, ¿no?.
Dejo el término “Rey” en esta concepción más política e
institucional, que vemos que no se puede aplicar a Jesús, y entro en una
concepción más cercana, porqué la palabra “rey” ha entrado en el lenguaje
popular. Algunos ejemplos:
• ¡¡Cuántas madres dicen a sus hijos “rey”!! ¿Qué
quieren decir? Quieren decir que aquel niño es el centro de la casa, el más
importante, el más valioso.
• Los jóvenes también dicen: “Messi es el rey
del futbol”, o tal cantante “es el rey del rock”. ¿Qué quieren decir? Que no hay
nadie como él, que es el mejor con diferencia.
• Cuando entro en las habitaciones de mis sobrinas
adolescentes, veo en la pared quiénes son sus “reyes”. Aquellos que despiertan todo
su interés.
Todos estos significados, sí que están en relación con la
realeza de Jesús. En esta Solemnidad queremos que Jesús sea el centro de nuestra
vida,
que sea el más importante,
el más valioso.
Porqué hemos descubierto que no hay nadie como Él,
que nadie no nos puede ofrecer lo que Él nos ofrece, nadie,
ni ninguna terapia, ni ninguna otra historia.
Y, por esto, despierta nuestro mayor interés y queremos
poner todos los medios a nuestro alcance para poder estar más cerca de Él (como
hacen los adolescentes con sus ídolos)...
En esta Solemnidad, mirándolo a Él lavando los pies y luego crucificado, queremos que Él sea nuestro
rey y venga a nosotros su reino y su manera de reinar.