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Hoy vemos un maestro
de la ley que se desmarca del grupo de los maestros de la ley y los fariseos.
Los maestros de la ley eran personas, maestros, que tenían discípulos, y que
enseñaban los preceptos de la religión judía.
Los maestros de la
ley y los fariseos siempre se están metiendo con Jesús, y buscan en él una
respuesta equivocada, que le comprometa. El maestro de la ley de hoy se
desmarca de su grupo: “Se le acercó uno de los escribas…, le preguntó: ¿Cuál
es el primero de todos los mandamientos?” Se separa de su grupo, y hace una
pregunta que le interesa mucho la respuesta. No busca pillarlo.
También vosotros os
tenéis que saber desmarcar del grupo. Desmarcarse quiere decir ser capaz de
coger un camino diferente... Vuestros familiares y amigos no creen, y vosotros
os desmarcáis, cogéis otro camino: tenéis ideas propias, habéis pensado, habéis
reflexionado, os habéis encontrado con Jesús, le habláis en la oración, os ha
comunicado vida, os da luz, esperanza, paz, paz en la tribulación, y por todo
esto creéis, y tenéis fuerza para desmarcaros.
¡¡Y no es fácil
desmarcarse!! ¡¡Pero es preciso hacerlo!!
El
maestro de la ley le hace una pregunta a Jesús. ¿Nosotros le hacemos preguntas
a Jesús? En la oración es bueno hacerlas. En mi oración yo le pregunto a Jesús:
¿Cómo planteo el curso? ¿Qué hago con los padres de catequesis/ktkolla, qué
propuesta les hago? ¿Por qué me he enfadado cuando me han dicho esto? ¿Cómo
puedo ser más santo? ...
Jesús
habla, y contesta... como hoy hace con el maestro de la ley.
Dos
enseñanzas del evangelio: saber desmarcarnos, seguir en nuestro camino, y hacer
preguntas a Jesús...
Tercera
enseñanza: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas”.
Cuando
amas a alguien ¿qué quieres? Pasar ratos con él. ¿Queremos estar con Jesús?
¿Nos gusta estar ratos con Jesús? Respondamos en el silencio de la oración
semanal... Jesús tiene muchas ganas de estar con nosotros porque nos ama...
pero ¿y nosotros?
Resumiendo:
desmarcarnos, hacer preguntas a Jesús, y pasar ratos con él.
Si
Jesús nos dice que hemos de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma,
mente y fuerzas, es porque él nos ama con todo el corazón, alma, mente y
fuerzas.
¡¡Que
bonito!! Cuando nos dice que le amemos, al mismo tiempo nos está explicando
cómo nos ama él … con todo el corazón...con toda…
Cuando
rezo empiezo haciéndome presente el amor de Dios.
Resumiendo:
desmarcarnos, hacer preguntas a Jesús, y pasar ratos con él, ¡¡Dios me ama
muchísimo!!
Penúltima
idea:
Es curioso, a Jesús
le preguntan: ¿cuál es el primero de todos los mandamientos de la Ley? Le
preguntan por el primero, por un mandamiento. Y Jesús no responde con un
mandamiento sino con dos. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Señal inequívoca que el amor a Dios y
al prójimo no se pueden separar. ¡¡Inseparables!!
Un ejemplo de cómo
amar a los demás como a ti mismo: Ves a alguien nuevo a misa... y piensas:
“¿cómo me gustaría que me trataran a mí? Me gustaría que me saludasen, me
preguntasen por mí, me dieran conversación, que fueran súper amables, ... Pues,
yo haré esto mismo”. Esto es amar a los demás como a ti mismo...
El ejemplo que yo he
puesto no lo hacéis demasiado... hemos de crecer en acogida… no tengáis miedo…
llamados a ser una familia.
Última idea: El
maestro comenta la respuesta de Jesús y le dice el evangelista: “Viendo
Jesús cuán atinadamente había respondido, le dijo: No estás lejos del reino de
Dios”.
¡¡Que curioso!! ¡¡Cómo que no está lejos!! ¡¡Si el
comentario del maestro de la ley es perfecto!!... Es perfecto pero le falta una
cosa: acoger a Jesús. Por esto, Jesús no le puede decir: “Ya tienes el Reino de
Dios en ti”.
Esto nos puede pasar
a nosotros: sabemos muy bien la teoría, pero en realidad no hemos acogido a
Jesús en nuestro corazón. Si no rezamos,
es lo que nos está pasando.
Resumiendo:
desmarcarnos, hacer preguntas a Jesús, pasar ratos con él, ¡¡Dios me ama
muchísimo!! Amar a los demás como a nosotros mismos, y acoger a Jesús en nuestro corazón. ¡¡Pidamos
a Jesús que nos ayude a vivirlo!!