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Domingo XXX Tiempo Ordinario

Sun, 24 Oct 2021 17:29:00
 

CAMINEO.INFO.-

 Hoy Bartimeo se convierte en nuestro maestro. Iré indicando, siguiendo el hilo de la narración, algunas gracias que podemos recibir:

 

    Bartimeo desea ver, tiene un fuerte deseo de ver. También nosotros hemos de tener deseos fuertes, intensos, si no no veremos nada. Hemos de tener un deseo fuerte de ver a Dios más presente en nuestra vida, de ver a Dios más presente en nuestros hermanos, de ver una parroquia que crece en número y en santidad. Deseos de ver… si no tenemos deseos de ver... no veremos nada… Sin esperanza, la vida cristiana pierde su aliciente, su sentido y languidece. ¡El deseo nos impulsa!, como a Bartimeo.

 

    La gente le dice que calle y Bartimeo no se deja intimidar y sigue gritando… es más, grita aún más fuerte. Hoy en día hay muchos que nos quieren hacer callar, muchos que nos quieren intimidar, muchos que se ríen de nuestras creencias. Nosotros ni caso, como Bartimeo. Es más, esto tendría que ser un espolón para gritar aún más fuerte. Fuerte no, no quiero decir ponerse a gritar, sinó estudiar más, rezar más, esperar más.

     El ambiente contrario que hoy en día vivimos puede provocar dos cosas: que nos dejemos arrastrar o que nos enraicemos más fuertemente en Cristo. De nosotros depende... que mire cada uno su vida y descubra qué es lo que está haciendo. Si dejarse llevar o enraizarse más y más en Jesucristo.  ¡Si no lo tienes claro, quieres decir que te estás dejando llevar!

 

    Bartimeo dice: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”. Qué oración tan bonita. Partiendo de su pobreza, de su necesidad, está reconociendo a Jesús como su Salvador y le pide compasión, que se apiade de él. Exactamente como hemos de hacer nosotros. Hagamos nuestras las palabras del ciego Bartimeo.

 

    Jesús en medio del ruido, de la muchedumbre que le acompaña, el evangelista habla de “bastante gente”, oye los gritos del ciego. Jesús oye los gritos de los necesitados. Dos lecturas del hecho: Jesús también oye nuestros gritos. Segunda lectura, como seguidores de Jesús también nosotros hemos de oír los gritos de los necesitados. Tantos dramas nos rodean. Hace falta escuchar...

 

    Jesús dice: “Llamadlo”. Hay unos que hacen caso a Jesús y van a buscar al pobre, al ciego. Y lo ponen en el centro de la escena... Hemos de hacer caso a Jesús... escuchar su voz y hacerle caso. Los pobres en el centro. En el centro de nuestra vida, en el centro de la Iglesia.  

 

      “Soltó el manto”. En aquel tiempo los mendigos, los que vivían de las limosnas, tenían una capa que ponían delante de ellos, y la gente les tiraba el dinero en la capa. Por tanto, la capa es su medio de vida. Este gesto de tirarla y dejarla atrás habla de la fe de Bartimeo. Pedro, Jaime y Juan dejan las barcas, Mateo el lugar de la recogida de impuestos, el ciego, su capa. ¿Y nosotros?

 

.    Jesús le dice: “¿Qué quieres que haga por ti?” Es la misma pregunta que Jesús hacía domingo pasado a Jaime y Juan. ¡No es una casualidad! Ellos responden diciendo que quieren los lugares de honor. El ciego responde diciendo que quiere ver.

 

     Hoy nos lo pregunta a nosotros… ¿Qué quieres...?

 

    “Maestro, que pueda ver”. A la pregunta de Jesús ¿Qué quieres que te haga? La respuesta correcta es la del ciego. Nosotros podemos ser como los discípulos Jaime y Juan que pedimos cosas equivocadas. Y la escena de hoy nos muestra la respuesta verdadera: hemos de desear ver. Atención: los discípulos pensaban que veían y no era así, estaban ciegos.

 

     Nos hace falta reconocer que también podemos ser ciegos, en diversas dimensiones de nuestra vida, o en diversas circunstancias que vivimos, y hemos de pedir como el ciego: poder ver. Seamos muy humildes...

 

    Jesús le dice: “Anda, tu fe te ha curado”...¿Cuántas veces dice Jesús esta frase? ¡Incontables! ¿Cuántas veces en el evangelio la fe hace posible lo que es imposible? ¡Incontables! Por la fe una virgen será madre. Por la fe Pedro camina sobre el agua. Por la fe tantos enfermos quedan curados. Por la fe tantos pecadores recibirán la salvación. ¡Por la fe!  La fe salva, la fe hace posible lo que es imposible.

 

     Todo es posible para el que cree”, pidamos más fe... ¡¡y veremos milagros!!

 

     No podemos dudar de la omnipotencia de Dios. ¡Dios lo puede todo! Si lo hacemos estamos empequeñeciendo a Dios, y podemos acabar haciendo un Dios a nuestra medida, incapaz de hacer nada. ¡Entonces atamos las manos a Dios!, ¡si lo empequeñecemos, él no puede actuar!

 

Y Bartimeo “lo seguía por el camino”... Hagamos ahora un momento de silencio y aprendamos a decir como Bartimeo “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí”. Amén.

 

 

 









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