CAMINEO.INFO.- A los niños de
catequesis les pasamos un película: “El hombre que hacía milagros”. Hay una
escena muy bonita: se está haciendo de noche, los discípulos han estado
caminando todo el día, llegan a un lugar despoblado donde pasarán la noche, los
discípulos están discutiendo cuál de ellos es el más importante. Y de repente aparece
Jesús con leña para el fuego, y lo hace con una sonrisa. Mientras los
discípulos... todos callan...
Es una manera de
plasmar con una imagen una idea superimportante que nos comunica Jesús en el
evangelio de hoy.
“El que quiera ser
grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea
esclavo de todos”.
Miremos de entrar en
el corazón de Jesús, a descubrir porque dice lo que dice. ¿qué le lleva a
hablar así? Hagamos silencio, entremos en
su corazón…
¿Qué habéis encontrado? ¿Por qué dice esto?…
Una pista: “Porque el Hijo del hombre no ha venido para
que le sirvan, sino para servir y dar su
vida en rescate por todos”. Se pone como ejemplo... remite a su propia experiencia.
Encontramos: alegría en servir,
Jesús es feliz sirviendo, y por esto hablar así... (peli sonrisa...)
Nos hace falta hacer este
ejercicio de entrar en el corazón de Jesús. Porque cuando conozcamos su
corazón, no querremos salir de él. Así hemos de rezar con la Palabra, entrando
en su corazón.
De esto que
descubrimos en el corazón de Jesús ha de nacer para nosotros una convicción:
“en el servir a los demás encontramos la vida, el gozo, la alegría”.
¡Jesús era un hombre
muy feliz!
¡¡Los santos han
sido personas muy felices!!
Haced la
comprobación, pensad en la gente más feliz que conocéis: serán personas que
sirven a los demás...
San Ignacio lo
resume: “En todo, servir y amar”. ¡¡Que bonito!!
¿Es fácil vivir esto que propone Jesús? No.
Cuando una cosa que
nos propone Jesús nos cuesta, ¿qué hacemos? ¡¡Le pedimos que nos ayude!!
Lo vemos en los
discípulos. Estamos en el capítulo diez del evangelio de Marcos. En el capítulo
nueve, Jesús ya les ha hecho una enseñanza sobre el servicio (domingo XXV).
Estamos a las puertas de Jerusalén, quiere decir ya a punto Jesús de acabar sus
enseñanzas, y empezar la pasión. Y los discípulos aún se equivocan en cosas tan
importantes. = Importancia del Espíritu Santo.
Todos tenemos una tendencia
muy fuerte a querer poder, influencia, control, como Jaime y Juan, a querer
aplausos, reconocimientos, gloria, honores, que
hablen bien de nosotros, que nos feliciten, que nos admiren, ... También
nosotros queremos sentarnos a “su derecha”. No podemos ver este evangelio como
una cosa que les pasó a Jaime y Juan.
¡¡Nos pasa a todos!!
Jesús les responde: “¿Sois
capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo
con que yo me voy a bautizar?” Dos expresiones que apuntan a su muerte en
cruz. Bautismo se refiere a un bautismo de sangre.
Jesús con esta
respuesta viene a decir: “Buscáis
honores, reconocimientos, y se trata de dar la vida por los demás, de morir por
los demás”.
Lo vuelvo a decir…
lo que le pasa a Jaime y Juan nos pasa a todos. Os propongo un ejercicio:
cuando os enfadéis, os molestéis por alguna cosa, analizad que hay detrás... En
un tanto por ciento muy alto encontraréis, una afición desordenada a :
a deseos de
reconocimiento,
a que hablen bien de
mí,
a que me admiren,
a que hagan lo que a
mí me parece que se ha de hacer,
a que no me lleven
la contraria,
a que me tengan más
presente...
También nosotros
queremos sentarnos a su derecha...
Últimamente, analizo
mis enfados, y me está aportando mucha información. Es muy útil, muy
provechoso.
Hagamos un momento
de silencio... ¡que Jesús nos ayude a ser servidores, a serlo con alegría...!
¡¡¡Como él!!!