CAMINEO.INFO.-
Qué gran acierto litúrgico y teológico
que el cuarto domingo de pascua siempre celebremos el Domingo del Buen Pastor.
Estamos en Pascua, celebramos que Jesús ha resucitado, que Él está vivo, y está
vivo en nuestra vida como Buen Pastor. Y quiere relacionarse con nosotros como
buen pastor, no es algo anecdótico. Jesús dice “Yo soy …”
No es sólo que la Iglesia afirme que ha
resucitado, sino que lo sentimos vivo y lo experimentamos vivo en nuestra vida, guiándonos y conduciéndonos.
Y esto no es una frase bonita, ¡¡es una
realidad!! El Buen Pastor camina con nosotros y nos va indicando el camino a
seguir y el camino a evitar constantemente. Y esto de “constantemente” lo
querría recalcar. Hemos de aprender a verlo con nosotros, siempre dispuesto a
guiar, conducir, dar fuerzas. Si estamos atentos notaremos su influjo: son
pequeños impulsos a hacer una cosa, pequeñas sugerencias que recibimos. ¡¡Vivir
así la vida es una gozada!!
Sentir su presencia, su conducción de tu
vida, sus indicaciones a cada momento es un gozo.
Segunda idea, la figura del pastor se nos
hace un poco lejana, no tenemos una cultura donde el pastor tenga cabida, un
espacio. Por esto, la realidad de Jesús como
Buen Pastor nos puede quedar lejana. Mirad qué texto más bonito de
Martín Descalzo: “El pastor judío y su
rebaño viven en contacto muy estrecho. Comparten la misma vida: día y noche, viento y sol, calma y tempestad. El
pastor ha visto nacer a cada una de las ovejas; a su lado crecen; él vive con
ellas día y noche en plena soledad. Él las conoce una por una y ellas le
conocen a él. Ha puesto a todas su nombre; de cada una sabe las costumbres y
gustos. Ellas pueden distinguir su voz entre mil y la seguirían hasta el fin
del mundo porque saben que les lleva a los buenos pastos.” “El pastor vive en
un mundo difícil, hosco, en el que no faltan las fieras ni los bandoleros. Por
eso tiene que ser hombre de energía, dispuesto a luchar por sus ovejas y quizá
a dejar la vida en esa lucha.”
Destacaría yo de este texto el “contacto
cercano que nos presenta” entre oveja y pastor. Siempre juntos: día y noche. El
pastor siempre pendiente de la oveja. Siempre guiando. Siempre vigilando. Esto
quiere ser Jesús para nosotros. ¡¡Rezarlo!!
Destacaría también de este texto el amor
que se desprende del pastor hacia la oveja. Todo esto lo hace el pastor, no por
un jornal, sino porque ama la oveja. Él siente que las ovejas son suyas. La
primera parte del evangelio quiere destacar esta idea: “Yo soy el buen Pastor. El
buen pastor da la vida por las ovejas” (¡¡sólo das la vida por
aquello que amas, y si amas mucho!!) “El asalariado, que no es pastor ni
dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; ...no le
importan las ovejas”. No son
suyas, no las ama, huye.
Él es nuestro propietario, somos sus
ovejas. ¡Somos de Dios! Contemplar esta realidad es muy transformante. ¡¡Somos
sus ovejas!! ¡¡Nos ama!! ¡¡Da la vida por nosotros!!
Tercera idea: Siguiendo con el evangelio
nos podemos preguntar: si Jesús es el buen pastor y nosotros somos las ovejas
¿Quiénes son los lobos?. Dice Jesús que “el lobo hace estrago y las
dispersa”.
Hoy en día en nuestra sociedad hay muchos lobos, por eso
os ha sido tan difícil transmitir vuestra fe a los hijos y a los nietos. Yo muy
brevemente hablo de dos de estos lobos. ¡¡Lobos que atacan a las ovejas y las
destrozan!!
1. El lobo del culto a la emoción. En nuestros días la
gente no se guía por lo que uno debe hacer, por lo justo, lo bello, lo
verdadero, lo que te hace crecer, se guían por lo que les apetece, por lo que
les gusta, por lo que les satisface sus deseos. Se guían por sus sentimientos,
y sus gustos. Y así no se puede construir una persona porque construida así se
incapacita para amar. Y entonces, respecto al ámbito de la espiritualidad
dicen: “Voy a misa cuando lo siento” o “Ya no hago oración porque no siento
nada”. ¡Si sólo nos guían las emociones, estamos perdidos!
2. El lobo del subjetivismo. Es una actitud muy enraizada
en la gente. Todo depende de lo que a mí me parece, de lo que yo entiendo y de
cómo yo lo veo. Y ahí se quedan, sin dejarse enriquecer por nada que venga de
fuera de ellos mismos. Son una isla. Ellos determinan el bien y el mal, lo que
es bueno y malo, … Como si fuesen muy sabios. Y entonces respecto al ámbito de
la espiritualidad dicen: “yo creo a mi
manera”. Eduardo Verastegui: La mejor manera de no ser católico, es ser
católico a mi manera”. Pesan más sus opiniones, no pensadas, que lo que Jesús
dice en el evangelio. ¡Increíble!... ¡¡Pero así es!!
Seamos ovejas que descubren el contacto
permanente con el Buen Pastor y su amor, hasta dar la vida.