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Estamos viendo el
segundo domingo de Cuaresma y en estos inicios es bueno mirar en nuestro
interior y hacernos algunas preguntas:
a)
Respecto de nuestra
actitud interior. ¿Cómo va nuestro deseo de conversión? ¿Nuestra esperanza de
convertirnos? ¿Nos sentimos llamados por Dios a la conversión? ¿Nos vemos como
pecadores necesitados de conversión? ¿Nos vemos como pecadores necesitados de
Dios? “Sin mí nada podéis hacer”.
Estas son preguntas que podríamos hacernos en nuestra oración personal para ir
interiorizando las actitudes necesarias para vivir la cuaresma.
b) Respecto a las prácticas cuaresmales: ¿Hemos establecido
ya algunos compromisos en las prácticas del ayuno, de la oración y de la
limosna? Estas prácticas que nos propone la Iglesia, inspirada por el Espíritu
Santo son vida. Todo
sacrificio realizado con verdadero espíritu cristiano nos eleva, nos santifica.
Cada sacrificio hecho por amor es una puerta abierta por donde la gracia
penetra de manera torrencial (recordad el ciento por uno).
Con nuestros
compromisos cuaresmales respondemos a la iniciativa de Dios Padre. Él puede
manifestarse en nuestra vida en la medida que nosotros le facilitamos el
acceso.
Y estas prácticas
cuaresmales vividas con mucha esperanza. Hoy las palabras de San Pablo nos
animan a tener una gran esperanza: “el
que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, ¿cómo no nos
dará todo con él?”. Si el Padre nos ha dado al Hijo, cómo dudar de los
dones que el Padre nos va a conceder en esta cuaresma. De eso no podemos dudar.
Quizá alguien pueda
pensar: “pues yo hasta ahora he recibido poco”. Cuatro breves ideas para
aclarar esta cuestión:
1. Quizá
hemos recibido poco porque en nuestra vida ha habido poca esperanza, y a quien
poco espera poco se le da…
2. Quizá
hemos recibido poco porque hemos vivido con poca intensidad las prácticas
cuaresmales.
3. Quizá no somos conscientes de todo lo
que el Señor nos ha dado. Mirar con fe nuestra vida.
4. La pedagogía de Dios: En el diálogo
entre Jesús y sus discípulos cuando bajan del monte Jesús vuelve a imponer
silencio hasta su resurrección. Porque la transfiguración podía hacer que
equivocaran la idea que tenían que tener de él. Jesús se revela
progresivamente, y esa revelación culminará en la cruz y la resurrección.
También a nosotros Jesús se nos va revelando progresivamente. Tengamos
paciencia. La vida espiritual no es inmediata. Dios tiene su pedagogía, su modo
de hacer, de comunicarse, de santificarnos, y somos nosotros los que debemos
adaptarnos a Él y no Él a nosotros.
Por lo tanto, no
recibiremos poco en esta cuaresma. . Dios es muy generoso. Dios va a obrar en
nosotros. Tengamos mucha esperanza.
Dos ideas breves
sobre la escena de la transfiguración:
1. En la escena anterior Jesús ha hecho el primer anuncio de
la pasión. Por lo tanto, Jesús va camino de Jerusalén, donde sufrirá la pasión.
Y hoy Jesús nos es presentado como el Hijo amado del Padre, “Éste es mi
Hijo amado”.
Es muy interesante: hay cruz y hay amor del Padre.
A nosotros la cruz nos hace dudar del amor de Dios. El
sufrimiento nos hace dudar del amor de Dios. A Jesús no. Una gran enseñanza nos
da hoy Jesús.
Hemos de contemplar estos pasos de Jesús de la gloria del
Tabor a la ignominia de la cruz para entender que en nuestro sufrimiento y
tribulación Dios Padre no nos está dejando de amar. Aprender a cargar con
nuestra cruz, sabiendo que el Padre nos ama, y que Jesús se hace compañero de
viaje.
Se nos llama a superar el escándalo de la cruz. La cruz es
necesaria para llegar a la gloria de la resurrección. No hay resurrección sin
cruz.
2. La experiencia de
la transfiguración se hace en la montaña del Tabor. Desde entonces cuando
alguien hace una experiencia espiritual fuerte dice que ha “vivido un Tabor”. Y
cuando uno lo pasa muy mal dice que vive un Getsemaní.
No podemos estar
siempre en el “Tabor”, pero necesitamos, de vez en cuando, buscar experiencias
“Tabor”. Experiencias donde Dios te supera, te sorprende, te sacia, te seduce,
donde se aviva la llama y se convierte en una hoguera. Los Ejercicios
Espirituales parroquiales son una experiencia Tabor... ¡¡Os animo a
participar!! ¡Dios te espera!